Me llama la atención que para lo discordante que fue, cómo consiguió quedarse aparentemente solo -nunca hizo nada para que eso no pudiera pasar, y no llegó a ocurrir-, tenga tan variados reconocimientos nada más morir.
He buscado mis libros de Azurmendi. Todos mis libros de autores anti ETA están en estantes de abajo, compraba y leía todos, hasta que me harté. Seguid, que yo me voy. Estar a favor de ETA, pasar a estar en contra, no dejaba de tenerte igual de atrapado y todo por el elemento inerte que era la sociedad vasca que con su inhibición era la que decidía. Al vivir lejos del país vasco yo no tenía que marcharme, sino no ir, a Mundaka donde siempre había veraneado. Iría a Getxo a ver a mis padres y lo cumplí. El haber pertenecido a mi generación vasca, o al segmento comprometido, como siempre ocurre, y como antes no había nada, me hizo seguir a los de mi generación más críticos, que solían ser los que hacían las ciabogas de 180 grados, como Azurmendi. Otro antropólogo vasco, Juan Aranzadi, autor del Milenarismo vasco, preconizaba con El escudo de Arquiloco directamente la deserción y no resistir.Algo hicimos, antes de desertar
https://www.abc.es/espana/canarias/abci-juristas-canarios-piden-ibarreche-garantice-pluralismo-pais-vasco-200304160300-174862_noticia.html
`pasar el cursor por encima e ir a la dirección
Dice Azurmendi que él no es solo ex-etarra sino ex de muchas cosas, como ex de izquierda y demás ex, lo que es muy reconfortante, pero dice algo muy estremecedor, como el ser vasco y ex-etarra que supondrían tres paginas de unas mil que podrían abarcar su biografía han sido absolutamente decisivas. No se sabe bien lo que es el romanticismo nativista, el peor veneno.
Decía esta mañana en twitter Carlos Martínez Gorriaran, compañero de la Facultad de San Sebastián, de acoso, persecución e intentos de liquidación que era un outsider, de ahí que hoy reluzca tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario