Bajo la égida de Thanatos, también acaece la regresión intrauterina a la calidez del claustro materno (Freud y el psicoanálisis). Los poetas, el conjunto de creadores artísticos manejaban esos conceptos tomados de las ciencias humanas y sociales, como del pensamiento. Pareciera faltarnos ahora Karl Kraus para rescribirnos Los últimos días de la humanidad, esta vez como teatro del absurdo y del desastre de gobernantes como ristra de analfabetos, marginales/as, buscavidas, eternos perseverantes en burocracias insulsas sin ninguna competencia o mediocres. Bajo el mando supremo de alguien inédito para una democracia, que la política comparada alguna día tendrá que destacar. Un presidente de gobierno al que diariamente se le califica de psicótico, psicópata, narcisista, ególatra, egocéntrico, vanidoso con ínfulas de gran monarca. Esto es el vértice de la cúspide. Esa política no es más que psicoanálisis y censura de la cultura y pensamiento. No son pocos los que dicen que la socialdemocracia agotó su ciclo histórico y sus viejas fórmulas, antes esenciales, ya no sirven, y evidentemente no evolucionan sino a cuestiones ajenas que desbordan su marco tradicional, su ser histórico: cambio climático, sostenibilidad (Naturgy, Iberdrola), identitarismo, en pos de un sujeto infantilizado y sumiso al que hay que ocultar o librar de lo incómodo o adverso de la vida. Mimarlo, satisfacer sus inclinaciones más inanes, y que calle. ¡Qué, no ofender…!: no molestar, contradecir, hablarle de costes, de responsabilidad personal, de dar para recibir, esmerarse, luchar, coraje. Lo que supone barrenar no la cultura sino la misma civilización, la marginalidad y el analfabetismo gobernante lo prueban opacando los mitos, religiones, sagas y leyendas, la poesía, la literatura, el teatro, el pensamiento, sustituidos por subideologías empoderadas por marginales.
Sobre la base del conjunto de las decisiones del gobierno, se ha de concluir de forma categórica, que lo de ellos ni es la economía ni la gestión, todo su esfuerzo sonámbulo va dirigida a grandes leyes sobre cosmovisiones pueriles y adanistas. Educación, memorias contra-históricas, lucha antifranquista de guiñoles, cataratas de montajes de género conventuales; prohibiciones y reeducación. Como la ignorancia y formación de nuestra izquierda ni siquiera permite que tenga programa y planes, lo disimulan demostrando desinterés y desgana absoluta. Con la economía, el bienestar y desarrollo material hacen como si fuera un mundo menor ante sus ideas solares.
Ellos solo quieren que nadie sufra ni padezca contratiempos e inconvenientes, fatiga, perretas: no se repita cursos, pueden cambiar de género los adolescentes, urgidos de vida o muerte, si algo molesta a alguien no se hace, pero los chanchullos para de quienes dependen se desorbitan, todos los alaridos de identidad, como indispensable plenitud, atendidos.