jueves, abril 07, 2022

No es lo mismo nacer pegado al Guggenheim que a San Mamés


Nos han regalado invitaciones para la exposición de coches de Norman Foster en el Guggenheim de Bilbao. El lunes nos vamos a Getxo, el Bilbao costero, donde desemboca la ría y se alinean las playas. Desbastado de etnicismo y por ello zona respiratoria.
En un edificio a la izquierda del puente de La Salve, pintado de rojo, nací yo, en la clínica Aranguren , que ahora es un hotel que aparecerá más abajo, Cuando nací no estaba el Guggenheim. incluso no estaba ni siquiera el puente, pero sí la ría, con sus mareas que llegaban hasta ría más arriba y con el sonido estridente de las gaviotas. Desde Bilbao (11 kilómetros del mar) sabías si había  pleamar, bajamar o estaba subiendo o bajando la marea) 
Las huellas de Norman Foster en Bilbao: la ampliación (la última) del Museo de Bellas Artes de Bilbao  ya empezada, y del que soy socio.
Abajo los llamados "fosteritos" (aquí el ingenio y humor bilbaino dejan mucho que desear) que son las entradas del metro
Y el metro mismo, que tiene cierto parecido con el de Washington, dijo mi nuera y evoca, en mejor y que sigue impoluto

En el Guggenheim se ve a un tiempo el interior y  exterior, entre picassiano y  el  cubismo analítico
El museo recubierto de pan de oro, no cabe otra explicación

Hablando de lo que venimos hablando, y del título del post. detrás de la torre de Iberdrola de César Pelli se asoma el nuevo  San Mamés, catedral del futbolín local, al que no tengo mucho apego, de niño era de la Real Sociedad y ahora según creo del Real Madrid
Este es un Guggenheim más campestre y romántico, pero falta el novio con su madre vasca, que va de muy heteropatriarcado vasco
 
Esto ya es el Bilbao noir, que también alli cunde, el género negro, policial,  ese culto literario al entretenimiento, por eso la iluminación es un tanto Broadway
¿Qué hay a la izquerda del puente?, pues  el hotel donde estaba la clínica donde nací y como me hospedé un par de veces, cuando fuimos para instalarnos de manera intermitente en Getxo, todos (básicamente camareras) sabían -yo ya soy mi madre: habladora y superficial de vocación- de que había nacido allí mismo 
El hotel vecino y siguiente número del Guggenheim
Y terminamos por donde hemos empezado: la exposición de coches de Foster en el Guggenheim, ya suficientemente explayados.

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