Me saludan, yo no saludo, no la conozco, se vuelve Idoia y se saludan. Te saludaba a ti (yo), me dice. A XY, a ti también te conozco. Hablamos de hace décadas y de veraneos vascos.
Procedemos a una reconstrucción del pasado con ráfagas y traqueteo de nombres propios.
Más tarde me tropiezo con la hermana mayor.
-Yo conocía a tu hermano,
- No tengo hermano, o era yo o era otro pero no hermano
-Pues serías tú, me tienes que conocer si conocías a mi hermana.
-De tu hermana me acuerdo, pero de ti no o eso creo- le respondo
Su hija o su sobrina para ordenar ese momento del devenir me pregunta
-¿Y tú cómo te llamas?
He de quedarme pensativo durante un tiempo como me pasaba en los primeros años en Canarias. Como entonces quedan expectantes por saber si sé o tengo nombre propio
- Bueno, en fin, veremos, en realidad para mi familia era Jose (el típico nombre del primo guay y popular de nombre sucinto), pero al ser vasco, para los amigos o no, era Jose mari. Hasta que al tercer año o por ahí de vivir en Canarias en lugar de estar dando explicaciones decidí ser el de mi DNI: José María y hasta hoy, aunque entonces y ahora para vosotras seré Jose Mari. Pese a que me sienta José María.
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