martes, abril 05, 2022

El Día: La legitimidad del Polisario jamás debatida


La Misión Visitadora de Naciones Unidas al Sáhara de mayo de 1975 la componían  tres personas: de Costa de Marfil, Cuba e Irán que a la vista de las manifestaciones populares y  flamear de banderas, decidiría que el Frente Polisario era el único representante del pueblo saharaui, sin otro medio de contraste o escrutinio. Los componentes de la Misión Visitadora, que son de una época y países en su día colonizados, saben que la ONU tiene el derecho de autodeterminación expresamente reservado a los saharauis, que tienen el continente normativo vacío  y  falta tan solo el contenido.

Realmente la Misión Visitadora no decidirá formalmente  el derecho de autodeterminación, solo lo predeterminará. Las razones para otorgar la titularidad del derecho al Polisario, como señala su informe, es el recibimiento multitudinario que se la hace,  una aclamación y un plebiscito espontaneo; a simple vista (pocas garantías). Es una forma de determinación de la representatividad que no valdría  en ninguna democracia.  Ocurre que quienes colonizan vienen a  ser (la ONU recién fundada) los que descolonizan, fijando su marco legal internacional para los que después se vayan  emancipando. Por tanto, lo que no sería tampoco  válido en las democracias sí lo es para los países que se están descolonizando:  un modelo de partido único.

Mientras el derecho de la autodeterminación aguardaba que tuviera un titular, en otro caso no sería explicable, era lo único que le faltaba a la Misión Visitadora y tras una breve gira por el territorio del Sáhara, designado el Frente Polisario como único representante, se mataban dos pájaros de un tiro, ya que se creaba un pueblo y después su representante, o al revés, establecido el representante se halló el pueblo.

 La ONU y la extinta OUA se atienen al principio de la inmutabilidad de fronteras: las nuevas fronteras soberanas serían las mismas que las de la colonización. Sin embargo nos hallamos ante tribus nómadas, solo incipientemente sedentarizadas, cuyo espacio vital, productivo y  tribal se desarrolla por un territorio  natural no circunscrito a la geometría colonial, de forma que a día de hoy prevalecen esos vínculos tribales más aún en Tinduf. Lo singular no es que solo los agentes de la descolonización optaran (la excepción: Marruecos) por un solo partido, sino que ese criterio era plenamente aceptado por Naciones Unidas. Las dictaduras con única representación por fuerza tendrían caducidad. El arraigado eurocentrismo (un culto progresista de tutela, padrinazgo) ve con agrado el totalitarismo de los movimientos de descolonización. Pero no acertaron: viven más saharauis en Marruecos y han surgido de Tinduf el Movimiento Saharaui por la Paz y la Asociación Saharaui para Defensa de los  Derechos Humanos.


                                                  

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