Vamos a comer con Javier, íntimo amigo de mi padre y creador de muchas empresas. Le dije a su hija Idoia que yo invitaba.
Por fin voy en metro a Bilbao, aquí (foto) en Ein Prosit o el bar de Thate (conmigo parientes en el Deutshe Shule), el bar alemán de Bilbao, que se ha encaramado a una de las farolas sociales de la Villa. Y donde se puede ver algún principal del municipio, en febrero vi a un senador del PNV de prolongado asiento, alguien hórrido
Íbamos a ir al Marvelous pero estaba cerrado, así que quedamos en Bilbao te quiero. Si nos damos cuenta, vemos que el etnicismo de los restaurantes de nombre vasquísimo en el Bilbao cosmopolita, liberal y abierto al mundo se desvanece. -Me suena más Idoia
- Muy bien pero voy a pagar yo y no ella
-Si quédate tranquilo
Terminamos de comer y veo que Idoia le da la tarjeta a un camarero tipo dueño.
- Suelta esa tarjeta -le conmino al camarero tipo dueño- que pago yo- y hablando para toda la comensalía- ni se te ocurra o aviso a la Ertzantza.
Una niña de la mesa de la lado ríe, está encantada conmigo que así se lo transmite a sus padres, a los que también he gustado.
Voy a la cocina; ni se te ocurra cobrarle, he quedado con tu compañero nada más llegar que pagaba yo
-Ya, ya me ha dicho, no ves que teniendo yo su tarjeta ella no puede pagar.
Cómo no ser bilbaíno con tanta grandeza
No hay comentarios:
Publicar un comentario