viernes, abril 22, 2022

La némesis de la doctora del hospital de Basurto

Cuando fui repelido del Hospital de Basurto con la rótula rota, la intervención quirúrgica denegada y sin prestarme traslado a casa (taxi y sin ayuda de nadie), la pierna enyesada del pie hasta cerca de la ingle, no existía esta rampa, que ahora finaliza en nuestra puerta, solo escaleras y un magnífico felpudo por el que hube de arrastrarme.
Tuvimos que esperar una semana  hasta el siguiente  vuelo a Tenerife porque había pandemia y no vuelos. La pequeñita doctora de aquel sábado a la tarde de 20-02-21, no entendía que hubiera viajado desde Tenerife,  y menos aún de Getxo a Bilbao, mi domicilio es Tenerife, no tenía municipio allí. Y ella  sin poder ir a Castro a ver a su madre
Que   ya era muy mayor para chorreos y que algo de responsabilidad tendría Osakidetza y el Gobierno vasco  en tan altos entonces casos de infección,  el caso  es que yo ninguna. Y Canarias de donde venía lo tenía controlado
No solo no me operó, poniendo  en el informe:  Fractura de  rótula, quirúrgico, no observar el confinamiento perimetral. Me trataba como paciente clínico ordinario y como pésimo ciudadano "de fuera" y zascandil. 
Hizo que mi libro De Bilbao a Bilbao, 40 años después fuera también en parte relato. Lo conté por supuesto  en mi columna de El Día, advirtiendo del valor en Basurto de la cartilla sanitara canaria y el respeto a la dignidad del paciente, simplemente por desplazarse  a allí.
-A mi no me trates como a un adolescente, llama a la ertzantza que la tienes ahí fuera- le decía a la pequeña doctora
Ahora al menos tengo una muleta (todavía) y rampa,

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