Hace un año, como llevaba varios años sin venir donde los famosos vascos, creí descubrir en la vasca, una óptima comida. Fue un juicio precipitado. Este es seguramente el mejor de Las Arenas, pues me ha dejado bastante incólume y batiente.
Poca gente habrá que lleve tantos años presumiendo de enemigos, descontados por supuesto los más pérfidos e intolerables; my class enemy, y de examigos. Yo que quería saborear el triunfo de la derrota o el abandono, como estrategia de vida distinguida, pues he recibido muchas (para las que me hubieran hecho justicia) felicitaciones. Yo que soy de natural divertido, simpático y gracioso, y así me defino sin vergüenza alguna, qué sería si esas predisposiciones brotaran sin censura, animosidad, hostilidad, fobias y ramalazos apasionados de enemistad... qué desolador.
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