martes, febrero 08, 2022

Carlos Gaviño me reporta: "Cuando eras un soldado vasco"

Con Álvaro Ruíz,   de Historia del Arte de la Universidad, y a quien llamaba por eufonía y contigüidad como el arquitecto finlandés, Alvar Aalto.
Tenía bigote, al menos me había quitado las barbas de progre, y ese bigote ya anticipada lo que décadas después llegaría a ser yo: un facha  redomado.  Casualidad, porque un poco más abajo me declaro en mi columna de prensa "antifranquista (real) arrepentido". No puedo con mis  enemigos de clase (my class enemy), son superiores a mis fuerzas: analfabetismo, marginalidad, señoritismo y prepotencia, inutilidad y psicosis clínica sin gracia ni creatividad.
Constato que al comienzo del dorso de mi mano tenia pelos que asoman también en la muñeca, tan  concluyente signo  de virilidad ha desaparecido, apenas unos rastrojos decolorados perviven.
 

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