mi caminata de hoy, por fin
Hoy hace un año me rompí la rótula en la Alhóndiga de Bilbao y fui a parar al Hospital de Basurto, no me operaron y me echaron. Lo escribí en el periódico y mejor en mi libro, fue el catalizador, por lo que no me quejo, salvo del maltrato de una médica de Basurto y su cohorte de sororidad profesional nada dionisíaca e increíblemente estúpida.
Otra cosa de la que estaba de regreso era del nacionalismo, había sido capaz de citar a igual 10 teóricos de nacionalismo. Fuera.
El parte médico ponía fractura rótula, quirúrgico, saltado el confinamiento perimetral, era paciente y además ciudadano sancionable, cuando nos vimos echados literalmente , silla y tablón que me mantenía la pierna escayolada recta, XY se quejó; que había estado borde y muy irónico, cuando no estuve nada irónico, ni saben lo que es, Si era tan infractor que me denunciara a la ertzantza que andaba por allí, que lamentaba mucho que llevara un mes sin ver a su amatxu en Castro, pero alguna responsabilidad en las cifras disparadas de entonces tendrían ellos, no yo; Osakidetza, Gobierno vasco eta abar. El libro que toca el episodio Basurto, me hizo reflexionar sobre ese nuevo nacionalismo, el nacionalismo administrativo vasco, que es novedoso.
No era tan foráneo ni tan alógeno, por mucha cartilla canaria que tuviera, aunque ni fue cuestión que alegase, pero si en el libro, Nacionalismo quo vadis...
Nací en Bilbao, hijo de padres nacidos en Bilbao y para más INRI nacionalistas, había vivido allí hasta los veintipico de años, tenía 43 apellidos vascos todos seguidos, vacaciones en Mundaka, visitas a Getxo, hasta que por el 2000 no podía ya con el nacionalismo, gregarismo y unanimidad, y deje Mundaka de siempre para siempre.
la pregunta que me formulaba era, qué hubieran pensado Xabier Arzallus, jeltzales y jelkides, les gustaría eso... Salvo que me hubieran leído,
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