El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, Bermúdez Esparza, ha pedido una moratoria a los émulos de Saint Just y Robespierre, y correspondiente Comité de Salud Pública, para extirpar de nuestra ciudad cualquier vestigio – sí, ya van por los vestigios- franquista, que aún permanezcan disimulados y latentes, tapados o infiltrados. Como así se lo hicieron, mudéjares, moriscos y judíos conversos de 1492 a 1610, como poco. Ahora el celo de la ortodoxia, que recuerda al Cardenal Cisneros, se dirige también a huellas y signos, ¿Y para cuando sus reminiscencias?
También estas
embestidas de la trupe de progreso nos
acercan al Cid Campeador que ganaba las batallas después de muerto, con
esta empeñosa, incansable, exhaustiva
construcción/mantenimiento del Mal (Franco). Más como inmortalidad de su alma
que resurrección de la carne. Tan solo la
historia de la Iglesia Católica, requirió para su diseño del Mal, de
insignes teólogos, evangelistas impolutos, encendidos debates, arduos tratados,
concilios interminables, cruce de idiomas cultos. En lugar de aquellas densidades filosóficas,
ahora los funcionarios de la virtud política e histórica (y de la imagen
teatralizada) son gente sin preparación, irresponsable y muy zángana según CV,
que sólo desde esas bases de ineptitud demostrada pueden cargar a sus espaldas la tarea ciclópea de la reconstrucción individual y
social. Modelarnos: y apartarnos del mal, amén
Imputar ineptitud
es algo de lo que la trupe de progreso se ha hecho acreedora por motivos mil y
diarios, un caso fue, que de tener a la
II República bajo palio envuelta en incienso, y de tanto ir el cántaro a la
fuente, en acción combinada con la ley
del péndulo, en plena ofensiva de la memoria/doctrina histórica, la virginal República
ha dado paso al sudoroso, miliciano y chequista Frente Popular (al mundo de la
acción, Historia y hechos concretos). La II República no deja de ser un texto legal,
a la que el propio Franco, que tanto deseo
libidinoso enhiesta, defendió institucionalmente de la insurrección
armada de 1934, organizada por los
socialistas precisamente, con más
de 1000 muertos la broma. Este destape de la República/Frente Popular, ha
servido, por su doctrinarismo catecumenal,
para por fin descubrir la verdad
sepultada, su criminalidad cierta y tasada.
Como metáfora
exacta de la resurrección de la carne: el ascenso a los cielos del Caudillo con
grandilocuente parafernalia televisiva sin ni siquiera telespectadores para la
memez. Desde que (la ministra pasarela)
dijo “se hacen cosas chulísimas”, “se ha trabajado los jueves hasta tarde, los
viernes desde pronto y los lunes hay que seguir”, la política no puede existir,
lleva años sin existir, pero con constantes impactos estupefacientes, todo es
teología, platonismo, psicología, guardería.
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