Me cabe el honor de que hayan sido ninguneados mis libros del Sáhara como los de mi colección Ensayos Saharianos, aunque uno fue el desencadenante -o vete a saber- acabaron siéndolo todos, en CUATRO ocasiones.
Esta última vez ocurrió en Casablanca, otra vez en territorio marroquí -también se producen en España-, otra vez en instituciones públicas culturales- educativas que pagamos los españoles y a sus solazados funcionarios o lo que realmente sean, que ignoramos su régimen.
El miércoles 10 de noviembre teníamos otra presentación de la traducción en el Centro de la Memoria Histórica de los excombatientes y Ejército de Liberación en Casablanca. Conozco a un joven ingeniero industrial formado en España, perfectamente bilingüe, que le tomo en un primer momento por español.
Me dice que había propuesto al Instituto Juan Ramón Jiménez, donde estudia su hijo y del que es exalumno, que diera una chara -celebran la Marcha Verde- sobre mi libro y la ocasión. No hubiera tenido tiempo, y que le contestaron ESE TEMA NO SE TOCA. Le pido que me lo repita y lo apunto en una agenda sin estrenar.
- Profesores españoles, claro- le digo. Chulos, soberbios, no cuenta que estén en Marruecos, hidalgos españoles de capa y honor, igual que en Fez. El éter progresista "de progreso" ignaro gubernamental, la España de plaza de pueblo compacta, sudorosa y unánime.
Para no hacerme mala sangre trataba de olvidar a estos señoritos del exterior y a los de los chiringuitos del interior, tales como Casa Árabe y la Fundación de las Tres Culturas, que pagamos y que vetaban a Jamal Eddine Mechbal por tener por título tan apocalíptico para un marroquí como Marruecos y su Sáhara Occidental. Es tal chulería que encima lo reconocen. Cada veto lo tengo documentado en este blog, y van a pasar a libro. A estos hay que conocerlos y analizarlos, su discurso, siempre los discursos, quienes son, que hacen, que pseudo-ideología y pensamiento cultivan.
Atufan post colonialismo, el más idiota, el inconsciente
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