Aprovechamos para celebrar anticipadamente el cumple de Espy, nuestra doble abogada española y norteamericana, dada en llamar por mi la Princesita del Bosque Encantado. Yo le llamaba la Princesita del Bosque y ella se añadió Encantado. Como siempre en los últimos meses al raso, como si la casa tuviera parte de fuera pero no dentro y la única forma de poder estar, fuera siempre fuera.
Rosita siempre tan detallista nos trajo el caviar Beluga del que su hermano la provee (como si fuera droga) y probamos, al ser pocos ayer salimos muy beneficiados y entre que a mi hermano si le sacas de queso y pan es solo para carne, resultó pues uno menos. Ayer detallista, como si los demás fuéramos
su novia, se encargó del pan, dos barras, no fuera a sobrar y no supiéramos que hacer con él. No trajo vino porque ya sabe que tenemos. Lo que es estar pendiente de los demás. La mayoría de gente que se presenta con una botella de vino, ni se ha preocupado de que los anfitriones puedan tener, les da exactamente igual, no tienen la preocupación contable de mi hermano por sí mismo.
Incluso hay desaprensivos que sabiendo que sus anfitriones tienen una pequeña bodega, aun así llevan su botella de vino.
Por fortuna el caviar beluga se come con pan tostado y no con barras, que vienen muy bien para los quesos que él controla, como los judíos de Amberes los diamantes.
Ella siempre aparece cuando le da la gana y como ha nacido con el don de la felicidad ríe siempre, porque le hace mucha gracia la ropa que lleva.
Mi hermano la vez que estuvo a punto de casarse con una señora Advocat que tiene nombre de crucero bolchevique que está, rememorativo, atracado en el río Neva de San Petersburgo, no se produjo el enlace, porque a la hora de elegir el menú nupcial mi hermano solo quería que constara de pan y queso a gran escala y de principal carne ni muy ni poco hecha, con "abundantes" papas fritas. La casi inminente suegra le amonestó de que era un salvaje, cuando pretendió que los invitados se llevaran su bebida, porque era lo que el veía que se hacía, pero él nunca, y es ese evento también debería hacerse así. Que fueran consecuentes. Todos, ellos y él, si siempre llevaban y él nunca, lo mismo en la boda, la suegra cortó por lo sano. Y eso que la tenía seducida, levantándose cuando elle se levantaba, como un recién salido de los salones proustianos
No hay comentarios:
Publicar un comentario