viernes, junio 11, 2021

Me alejo de la vida monástica rumbo al bullicio y la sociabilidad

 Esta colección tan axiomática en rectitud y moral sin dobleces -en vertical pueden leer  amabilidad- luce en mi hospital de rehabilitación, que  hace sentirte predispuesto al budismo y el zen, o a excursiones campestres y naturalistas,
Entre los electrodos, el magneto, los masajes, mi incipiente incorporación a los corrillos y cuchicheos del personal -Yen es arbitra de baloncesto-y este ambiente de máxima espiritualidad inducida, me hace experimentar una rehabilitación no solo física -tengo restituida mi capacidad de ambulación- sino básicamente de laxitud y armonía psíquica. A encontrarte contigo mismo, que diría una progre hablada -uno tiene los modelos que ha conocido
Este viaje de la esfera de convalecencia monacal a las aguas tibias bautismales de la catarsis de espiritualidad, que sería una prolongación o proyección natural, se ve alterada por mi desbordamiento  de sociabilidad
El referirme a ellos, con gozo de logro, como mis enemigos de clase, es conferirles el valor, poco apreciado. que tiene su consecución. Pues sí, yo siempre he tenido amigos, sobre todo  he hecho amigos. Es lo que está al alcance del más torpe, por eso todos los tienen, el mérito es tener enemigos, en lo que hay mucha mayor complejidad y plenitud humana. Es imprescindible la valentía y la capacidad de burla, fundamental, de uno mismo.
Tanto alardear de enemigos, y ahora, con este quiebro, hablo con amigos por teléfono, vienen a tratar de arreglar el ordenador o hoy otro para sacarme el disco duro y traerme mañana el nuevo,  quedo con ellos, el lunes con Juan Royo, después con David y Cristina , el herreño, más habituales, hablo con mis Srs Advocats y el príncipe Oktaviansky me gana otro juicio.

esperando a XY, que me restituye, viendo el Atlántico


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