Cuando estuvo Carlos Gaviño con Marian en casa (años 90) lo pasamos muy bien, e hicimos un Urdaibai muy cultural. Tras el rastro de Chirapozu y Ucelay en Busturia/San Cristobal. Uno es mucho más de Chillida y Oteiza -sobre los dos he escrito con arrobo-, que del Athletic Club de Bilbao y mis paisanos. Aunque yo mismo fui demasiado paisano, sobre estos también escribo, un poquito a la contra, sin que apenas lo parezca. Evidentemente no soy el único, Ni coros, ni unánimes, ni comparseros.
Esto es ya Mundaka in essentia: el Bar del Puerto, axis mundi, o el Tindaya del municipio que entonces, al menos, era. Esta es la patria del paisajismo relindo. Hay una propensión local de absoluta admiración del propio paisaje, pareciera que se dispusieran a pintarlo, como románticos alemanes o impresionistas franceses, y siempre se buscará ir a extasiarse en él.
La casa de veraneo en Mundaka esta vez con amigos de Madrid.
La admiración con éxtasis del paisaje siempre es directamente proporcional al grado de aburrimiento insuperable que es capaz de segregar. Un vector de eternidad.
Mostrando a XY los encantos paisajísticos del entorno, excuso decir, por las pintas (las mías), que no sé cómo me pude decostruir, quizá porque ya había empezado con Derrida, y que a ello hube de consagrar mi vida que me ha exigido de mucho afan. A la vista está, el grado/zona cero.
Luis Soto Kaifás cuando estuvo en Tenerife, dijo una frase para mi
casi científica. Nuestra cuadrilla fue con diferencia la más divertida de todas, Eramos bastantes de edades similares.
En Fuenterrabia o más a mi gusto, Fuente Rabia. Estando en estas de brutal retrospectiva, me avisan para entrevista el lunes desde Miami sobre mi libro Israel Palestina, choque de civilizaciones através de Marruecos
Atentos hooligans y supporters de Hamás y los derechos humanos
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