Es la calle que fue de mis padres, Zugazarte de Las Arenas-Getxo con la única bandera de España que he podido ver. 60.000 ikurriñas solo del Gobierno vasco.
Foto de hijos y nieto viendo un partido (fútbol americano) ayer en Dallas
En mi actual libro vasco, es otro de esos que escribo para entender o explicarme fenómenos, que en el País Vasco son inmensamente contradictorios, y sobre los que nadie reflexiona -hay modelos de reflexión y manuales de exégesis-, como escribí en De Bilbao a Bilbao 40 años después, que fue el fracaso político (e gran constructo ilusorio) total de mi generación, en muy buena hora. Para la ciencia social y política hay dos tipos de nacionalimso; el nacionalismo étnico lingüístico (antes racial) que es el europeo, no en Francia y nacionalismo o patriotismo civico, de los ciudadanos indistintos, sometidos por igual a la ley (no a los territorios) que representa Estados Unidos, siempre el parangón político invocado por todos, por algo.
La muy suya Texas -el único estado que se independizó del resto de los Estados de la Unión por 10 años-, en un magno encuentro de fútbol americano, no ponen música Country, sino a Juan Luis Guerra, me dice mi hijo. Igualito que en la cosa vasca que saca todo su escaso y repetitivo repertorio folclórico txistulari; el narcisismo más imbécil, como dijeran Freud y Amin Maalouf, el de las microscópicas diferencias.
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