Siento mucha pena, como sentí con Hitchens, su gran amigo. Instalados pronto los dos en EEUU, el Reino Unido y Europa les quedaban cortos, decidieron hablar el Midatlantic, un inglés entre el hablado de UK y el USA. Era parte del talante irreverente y humorístico de los dos. Se dice ahora en las necrológicas de Amis que era un enfante terrible, me parece imposible que afectase o buscara un rol o imagen de nada que no fuera él. Lo que sí cabría endosárselo a Hitchens, pero por su combatividad.
Me viene una anécdota de Hitchens, Christopher que reconoce que espolvoreaba la puntación por sus textos, solía entregar sus manuscritos a Martin Amis buscando su parecer. Al de unos días le devolvía el manuscrito totalmente corregido, sin más.
Aquí están con Salman Rusdhie e Ian McEvan
Provenían de Oxford y Cambridge, eran unos jovenes que ya en su veintena tenían cierto reconocimiento en Londres, brillantes, escribían en una revista político y cultural News Stateman, de izquerda. Hitchens muy trostkista entonces, entre críticas, recensiones y algún viaje a Cuba terminaría apoyando la guerra de Irak y escribiendo libros, arremetiendo realmente sobre todo contra Dios, Teresa de Calcuta y Henry Kissinger. El grupo lo formaban Amis, Hitchens, Ian McEvan, Salman Rushdie y se dice que Julian Barnes que creo lo era, amigo, de Amis, hasta que lo retrató en un libro que a Barnes no gustó.
Cuenta Martin Amis, que en esa revista concidieron con el político Jeremy Torbyn, tambien de 1949, este fue un reciente lider laborista izquierdista, un woke de última hornada sin ascendiente alguno en los fabianos laboristas ingleses, sino republicano inglés, (no irlandés) con todas las insignias y pegatinas woke. Y un escandaloso antisemita, Torbyn. Ya era un tipo dogmático, rígido, mediocre, sin sentido del humor y muy aburrido, al que tomaban el pelo.
Martin Amis era hijo de Kingleys Amis, un escritor de enorme prestigio y militante comunista como lo son los británicos: inocuos, muy aficionado a la bebida, una autoridad, más que su hijo. Su hijo que siendo muy joven dejó el izquierdismo, criticaba a su padre pero sin perderle el afecto. Martin escribiría un libro contra Stalin Koba, el terrible. En otra novela biográfica y ficción fantasea con poder haber sido hijo del gran amigo de su padre el poeta Philip Larkin, cuya relación con las mujeres fue un tanto de autosustracción. Y devocionaría (por meter neologismos) a Saul Bellow, a quien trató con entusiasmo.
A Cristopher Hitcens le dedicó el libro Desde dentro
Por cierto su primer domicilio, no único, era en Nueva York, en Brooklyn en la misma urbanización ya añosa de Paul Auster.
Muy inteligente, muy culto y crítico, siempre atravesado por el humor, la ironia, incapaz de tomarse en serio, sí lo hace con el totalitarismo. Vivió en la literatura sin hacer de ello un fortín o las galerias de una mina. Las memorias, los ensayos, las novelas, todo vienen a estar novelado. Una verdadera cosmovisión o punto mira de un arma de repetición, Como un reprtaje sobre las actrices porno mas conocidas de Los Ángeles
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