domingo, mayo 07, 2023

Muchas gracias al prestigioso intelectual marroquí Mustapha Adila por sus palabras

                                             

Con mucho placer, y no menos interés, acabo de recibir estos tres magníficos libros de mi buen amigo José María Lizundia. Persona de gran cultura, escritor prolífico y distinguido ensayista, sus obras sobre temas marroquíes aportan una justa y acertada revisión de unos planteamientos literarios e ideológicos trasnochados.

Este texto tan amable y generoso ha colgado mi querido Mustapha Adila.

Que el profesor Mustapha Adila diga que reviso planteamientos literarios e ideológicos (los dos son) trasnochados supone reconocer lo que hago. Sin buscar más cosa que dar rienda suelta a mis ideas (rechazos de realidades subyacentes, y socavar, erosionar, desmitificar las suplantadoras, y jamás contribuir ni de cerca ni de lejos a ninguna solución), que alguna prende con fuerza en mi (menos mal, da vidilla).

De manera asombrosa mis grandes últimos amigos son marroquíes y algún colombiano, español ninguno. Asombrosa, porque jamás sentí el más mínimo interés por Marruecos, y la culpa de que eso haya cambiado es de españoles (siempre termino por encontrármelos), que fueron los "amigos españoles del Frente Polisario", ni siquiera el Frente, ni mi profunda aversión a los totalitarismos. No se puede ser progre (una estética con ensoñaciones de superioridad moral) azuzando a los demás a guerras, sufrimientos para uno tener causas. Con ellos empezó todo, estos sí son mis enemigos de clase, no los españoles de estandarte tangerino tan hedonistas, juveniles y argentinos, como no nocivos.

Los conocí por facebook y vi quienes eran, algunos me caían muy bien, a 2 ó 3 les mandé mi primer libro de Tánger -son bellas personas y educadas- me lo agradecieron, lo mismo pasó con el segundo y volvió a pasar con el tercero. Pero siempre, las tres veces, nadie ni una vez dio cuenta que habían recibido mis libros públicamente, cuando son capaces de colgar anuncios, postales o fotos de la palabra Tánger en tiza en una pared. Menos mis libros.

Me importó tanto que se los seguí mandando todas las veces, y no les mando otros porque no son temas que les interesen. Ser omitido -no me voy hacer la víctima y decir ninguneado, que es lo que supongo me he hecho yo a mi mismo muchas veces- representa mucha mas satisfacción que la mera nota de recepción No es lo mismo que no gustes nada a que intereses al menos algo, para hacer la omisión. Libros logrados!

En la foto como CONJURADO INTRANSITIVO (sin objeto ni fin) DE TÁNGER.  

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