jueves, noviembre 03, 2022

Los últimos libros de Derecho que aniquilaré

En realidad son libros de jurisprudencia, igual me queda alguno por ahí como antigualla, que indulté. Acabé con todo lo relativo a la profesión, expedientes, agendas, trajetas de visitas y demás, no tengo ningún contacto, sin pasado, conseguí librarme de él. La utopía marxista guevarista alcanzada, en parte es verdad: realmente soy el "hombre nuevo" como poco de mi barrio de Vistabella, la gasolinera y Mercadona. Los de la foto quedaron a la entrada de la villa de invitados, por mi afán de ostentar una presunción de legalidad y orden, ley, como un bonus paterfamilias, no fuera a ser tomado por lo que soy: contracultural, disidente neuronal,   heterodoxo iracundo,  periférico escapadizo, irreverente sarcástico, crítico y nada ascribible,  no ya ideales, sino  a empresas más mundanas y comunitarias.

Tengo tantos ibro que el desorden me resulta ya insoportable. No encuentro libros. Sé tambien que los libros ya no los quieren nadie. ni prisiones, ni hogares de mayores, orfelinatos, bases aéreas, ninguna municipalidad, nadie. Pero he decidido que mientras no descienda al Hades, como Persefone Koré (será más regular), seguirán conmigo.

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