Friedrich Schiller reforzó
su canon estético a cuenta del
vestido: que el cuerpo esté libre y libre el vestido, asentando la belleza en la libertad de su aparición. He
escrito varios artículos sobre Yolanda Diaz y siempre he empezado (y terminado) por la ropa y su pelo sedoso,
mecido cuidadosamente. Columnistas que leo, también lo hacen, tampoco parecen
poder sustraerse a las poderosas ondulaciones y flamear de cabellera y vestidos,
armonioso oleaje que expresa la libertad de ambos en su manifestación (tan
estudiada). Y me pregunto ¿cuáles podrán
ser los ideales y deseos más profundos que desate su inconsciente con ese culto
acerbo a la exposición y el lujo? O soy un comprimido a machista (ese gran
resumen moral de este siglo de Pericles) o realmente resulta lo más
significativo de ella y más claves de interpretación ofrece, además de desvelar
personalidad, capacidad y formación. Resulta evidente encontrar la exacta
correlación entre el esplendor esteticista/esteticien de ella, todos los días,
de revistas como Vogue (que rinden a las ministras socialistas), y los
contenidos que sus discursos y pensamientos ensartan. Quedarían contrastadas
sus formas (cuerpo/melena, vestido, apariencia) con los contenidos también voladizos y aerostáticos como globos, pero
que de tan farragosos y ñoños extreman
su simplicidad. El no tener nunca nada importante que decir, como los vacuos
sindicalistas, le hace a ella también exagerar la retórica y verbosidad, y
envuelta en soliloquios y logomaquias, crear contenidos ininteligibles, frases
inconexas, adolescentes y “chulísimas” (de ministra adolescente, pija y
limitada), ausencia de ideas y
razonamientos del santo evangelio de Sumar
(piedras y lentejas), y desenfadada cursilería.
No hay que preguntar a Google por nuestra ministra pasarela
ya que una vez comenzado este artículo
le oigo decir, refutando a su patrocinador macho alfa (ay, la sumisión de
género, qué estricta), Iglesias, que a
ella le hubiera designado él, sino los
medios de comunicación. ¿Cómo se puede
ser designada vicepresidenta por los medios de comunicación? Lo dice porque los
medios la señalan como la más popular. Pues ya está, deducido queda. ¿Desde
cuándo los medios son instituciones incardinadas constitucionalmente a procedimientos políticos de designación ?
Ignara, inculta, torpísima (comunismo=libertad, aseveró) ¿y las legiones de
asesores gubernamentales? Casi seguido,
nuestra ministra cosmética-textil repetirá que se va a “dejar la piel” en hacer lo que tiene
que hacer. No suponían que la vida
adulta compendiara responsabilidad
y resultados. El periodista Vicente
Vallés pone cortes de Belarra, Iglesias,
Montero y Yolanda que como cotorras repiten que se van a “dejar la piel”. ¡Qué
emotivos y tiernos ante el trabajo! Ha
sido un choque para esta tropa de marginales, exigirles como adultos; pues
nada: ministros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario