martes, noviembre 03, 2020

Mohamed Abrighach en el Cervantes de Fez, de donde fuimos repelidos


Este es mi libro de Abrighach (olvidé su nombre en la foto). El que ahora, con el último también de él, se presenta en el Instituto Cervantes de Fez, de donde fuimos repelidos no ha mucho, como ha sido  norma en el pesado aparato burocrático  cultural exterior español, siempre con doblez, subterfugios, petulancia, dando largas, haciéndose los suecos, cuando son solo españoles y asociados, como los despachos de abogados.
Si algún día me hiciese un sello, este consistiría en un barco, como el de la foto y así prueba de posesión del libro, 
Y ahora aquí abajo otra prueba, la de su lectura por las  degradaciones infligidas a sus páginas, procediendo probatoriamente como el Sr advocat que fui

El libro de Abrighach es muy recomendable -no así el Cervantes de Fez, por el pliego de cargos en  que nos ratificaremos- El escritor, que es profesor indisociable de su primera condición, explica de qué  va  el libro, y es un compendio de  ensayo, crónica, narrativa, expediente de impugnación/denuncia, informe.

La parte con la que me quedo es con la literaria, memorialista  y ensayística (no académica), por el rango de la escritura  y como diría Christopher Hitchens, no tanto por LO que escribe sino por COMO lo escribe.
Particularmente para un recién desembarcado en el norte de Marruecos, hablo ahora de mi, resulta muy interesante conocer la formación desde la infancia de su gusto por lo español; tiene elementos  casi de una bildungsroman por las impresiones con el relieve de una sensibilidad infantil recuperada ante una Melilla que surgía desde el monte, tan  ordenada  e iluminada que se le marca, imagen primordial lacaniana que le conducirá a estudiar español a Madrid y a observarla con la visión limpia del extranjero. Cómo nos ve el otro. El otro que al final se funde, que es lo que hace el idioma compartido.
Tiene indudable valor  crítico el reconocimiento público de las desventuras que supone la publicación, que nadie compre libros y se terminen regalando. A los escriturantes les gusta presumir de lo contrario, ocultando  como funciona la edición y comercialización del libro. Cada uno tendrá sus motivos, yo sé los míos. En el libro hay unas denuncias de estructuras académicas o para-académicas, que al no tener nada que ver con ellas, no concitaron mi interés, alabada su iniciativa.
Bueno ahora viene el proactivo Instituto Cervantes de Fez, que le puse un like al anuncio de los dos libros de Abrighach  para dejar constancia que no les guardo una  aversión/animadversión incondicional. 
Dejada manifestación de mi admiración por el autor, nuestra colección Ensayos Saharianos tiene hasta tres autores tan marroquíes como Mohamed y no de nivel inferior.
CERVANTES, institución pública: ¿por qué tres no y uno sí y encima tan seguidos? ¿criterios? ¿Picaresca española o la imposibilidad (toreada) de la arbitrariedad en el derecho administrativo español?  Aunque en el cómodo fluir de la cotidianidad, sin sobresaltos, ni imperiosas irrupciones de imponderables, en un ámbito cultural  de naturaleza muy muy relajada, sea muy fútil la representación de que el instituto es público, o sea del Estado español y que lo sostienen los españoles con sus impuestos, por muy abstractos y lejanos que estén. Si no hay conciencia de eso, menos  puede haber de CENSURA. Censuras concatenadas: Casa Árabe, Tres Culturas y esta.
Lo viven con tanta naturalidad de feudo, que te lo explican, otra vez decían que la interdicción provenía de los títulos. Como no era el de Tánger yo estaba tranquilo, por mi no era. Era porque el marroquí y ex diplomático en Madrid, Jamal Mechbal, con misión de defender su país, por marroquí y por diplomático, había escrito un libro, gracias al cual concebí yo la colección ES, titulado MARRUECOS Y SU SÁHARA OCCIDENTAL. "Que no querían la politización" arguyeron, dijo el cazo a la sartén o, mira tú quien fue hablar. Saben en Fez que cuando hace meses me descolgué en Facebook, no daba crédito a la pugnaz lucha que mantenían a muerte  casi todos contra Franco en las redes, -para uno que estuvo con los antifranquistas de verdad, te entraban ganas que  darte certeros puñetazos en los ojos-, eran como otras aspas, las de los helicópteros de Apocalypse Now y no solo del  helicóptero que cambiaba a Franco de lugar.  Estos simpáticos antifranquistas tan rezagados de una institución con cadena de mando  hiper ideologizada hablaban de "politización".
Mi camarada Clara les  razonó que difícilmente podía haber alumnos marroquíes (todos) a los que molestase que un diplomático marroquí defendiera  la marroquinidad del Sáhara, (todos -todos: dentro y  a lo que  se ve también fuera- los españoles defienden la NO)  a lo que le contestaron: pero a "los otros"  sí. Los "otros" han de ser su hinterland, las poblaciones vecinas y amigas. No quiero decir que sean pied noir, que no lo son, simplemente que no son marroquíes. Ni tampoco saharauis. Del todo. Pues de dónde podrán ser...
Es difícil conjeturar y analizar, seríamos temerarios si nos atreviéramos a hacer diagnosis sobre postcolonialismo cultural, eurocentrismo, residuos nocturno de cuando sí...porque censurar a un marroquí en Marruecos no lo hace cualquiera. A eso nos agarramos. Y por tanto desde alguna posición se tiene que hacer, con el agravante, por su naturalidad, de no ser conscientes siquiera  de ello. Que se obre con tanta naturalidad tiene mucho mérito, pero es pornográfico, como blandía Baudrillard. Al menos, decoro y disimulo.
Yo que no vivo en mi tierra de origen y que no me pagan nada  los españoles, porque soy un ciudadano particular, privado, tengo cuidado en esas cosas, te sale. Tampoco me siento en un coto, ni en la embajada inglesa de El Cairo en 1918.
 A los antifranquistas de progresismo de progreso, les puede interesar,  de algunas o muchas   formas, el país de la monarquía alauita   pero por coherencia  tener sinceras simpatías revolucionarias (ejem) con el universo Tinduf como ferviente apego a los Mainstream de prestigio, al común. Callan pero vemos que no otorgan. Así es como se entiende todo.


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