De Bowles solo tenía un libro o dos y otro contra él, el de Chukri. Insuficiente a todas luces. Mañana sale mi libro de Tánger y el otro que edito. Colgué referencias que escribí de mis visitas, pero jamás pensé escribir nada en torno a Tánger, ni después ahondar más de lo que ya he hecho en mi libro de Tánger y Melilla. Había dado por finiquitado el asunto. Pues no, en absoluto.
A medida que he ido conociendo más, me parece todo muy singular y de enorme atractivo literario, cultural, histórico y "posthistórico", desde luego político- ideológico. Tiene todos los ingredientes que para mi tuvo el Polisario y sus amigos españoles. Y también es territorio yermo
Los libros de Bowles, otros y este compré en Las Palmas, prioridad absoluta. Fue el responsable de universidades del Partido comunista, tres veces en la cárcel, el que con su simpatía e iniciativas más promociones de comunistas captaba en la universidad. El que entraba antes que Jorge Semprún en las reuniones clandestinas. Como decía que estuvo solo por la aventura y fondo o material aventurero y literario, algo en lo que se reafirma las veces que hagan falta en el libro, le daba un papel menos relevante, y después, seguramente, de Javier Pradera fue el más destacado, sin darle ninguna importancia. Y sin sentir la mínima simpatía por el comunismo en ningún momento, no se cayó del caballo.
Muy divertido, diferente, disidente, singular, aventurero, vitalista hedonista, transgresor, un virtuoso del idioma español, sorprendente, optimista, sumamente inteligente y lúcido, mujeriego, juerguista, bebedor, drogadicto (más experimentador). A la vez erudito, intelectual, narrador y académico. No mariposeó en la literatura de géneros, sino que extrajo su narrativa de su vida orientada al resultado o efecto literario, como Jorge Semprún.
Y es el autor de Gargoris y Habidis, una historia mágica de España, premio nacional, libro definitivo, lo empezó en Dakar
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