De no me la van a dar (la beca) a no me la han dado.Que recuerde sólo en dos ocasiones he hecho de padre, esa fue una.
-Me he quedado sin Georgetown.
-Ni hablar, tú vas como sea -
- Pero si no tenéis dinero
-Ya lo buscaremos, pero vas.
Como el máster de relaciones internacionales es de dos años, (el que hizo el rey) aquellos dos años, nos íbamos una semana a Las Américas, por lo que para nosotros era como estar en Washington
Ahora la Milla de oro es el centro de la desolación, todos los hoteles cerrados. ; estamos de vuelta 10 años después.
Está todo vírico. Y tienes en la mesa un crucigrama para pedir en los restaurantes. Primero en la pizzeria que íbamos siempre. Les explico que yo no entiendo de móviles y mucho menos de aplicaciones, que no sé ni lo que son. Que quiero una pasta de lo que sea, pero que no voy a leer nada. Se aviene y simpatizamos en progresión geométrica, si nosotros hemos ido en progresión aritmética de asistencias, simpatizábamos con todos -hija del dueño incluida- en progresión geométrica.
No en vano yo leía a Malthus en uno de los internados donde me internaron de bachiller, sin que todavía sepa por qué.
Al día siguiente vamos al japonés que nos gustaba mucho, ahora es chino y solo abre de noche. Nos sentamos y otra vez con el crucigrama de la mesa
- Mira, no tenemos tecnología para esto, nos puedes decir que tenéis aunque sea groso modo.
-No, no, tienen que poner le móvil encima y salé el menú
- Eso te he entendido , lo que no entiendo es lo de los móviles y como soy de la tercera edad tengo una gran merma en mis funciones cognitivas, osea que nos dejamos de mariconadas de móviles que no estamos en el Mobile de Barcelona y ¿qué hay para comer?
- Tiene que poner los móviles para leerlo
-Y dale, mira tío yo no estoy para exámenes de aptitudes, Trato de ser cliente vuestro si lo facilitáis un poco ¿o es tan difícil? Vámonos.
-Les dejo mi móvil para que vean.
- Tú no dejas nada porque me voy, más enemigos de clase, sí, vosotros
- Espera, no es un drama- interviene XY
-Ojalá, es una comedia de inútiles y vagos.
Los de la pizzeria -colindantes- se posicionan a favor nuestro y nos miman. Más, tras otro día cuando les cuento que también tuve rifirrafe con los de los arroces. Nos dan copas de vino y sangría especiales. Y comentan entre ellos mi casticismo.
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