Hasta que no oigo hablar argentino e italiano no tengo la certeza de estar en un lugar de ocio, hedonismo y concentración de buscavidismo alegre, desenfadado y vacacional. He ido a Los Cristianos -aquí no hay dudas, los suecos casi lo inventaron, que también son cristianos-. a por el periódico, para hacer el correspondiente recorting de mi artículo. Como hay calima el cielo parecía una solución (por no poner colada) de plomo en oxígeno y nitrógeno esparcida por encima de playa y pueblo a modo de carpa, pero no de Ibiza, sino de hospital.
Todos con la cara vendada.
Ya no hay las boinas vascongadas que llevaban hace años los vascongados retirados en Los Cristianos, atornilladas a la cabeza. No sé si las vascongadas están perdiendo población, o se consideran igual a los demás, que ya no se les nota, haciéndose ver y oír, Bueno eso, me temo que me lo he reservado yo, cuando abandono mi comportamiento sociópata. Como mi hermano. Lo más, un niño con la camiseta de la Real Sociedad de San Sebastián -Erreala como dicen ellos- la madre y la tía, -he puesto la antena e inconfundibles- muy tatuadas, ¿procederían de algún lugar del Goiherri o de ascendencia pacense?
Los canarios tampoco me han parecido estar de moda, los godos, los que cortan el bacalao. Como no están en el extranjero no gritan. Y la extranjería propiamente, alguno anda suelto. Todos blancos, paisaje muy aburrido. Estamos en Europa-tedio, y es una falsa las Américas.
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