El hecho de que nadie patrimonialice o tenga registradoTánger, y que la única tradición o, mejor, recuerdo cierto sea el pluralismo cultural, y por ende crítico queremos pensar, con una mirada descreída de todo en general y Tánger-constructo en particular, sin pensarlo al menos conscientemente, hemos logrado dar, una visión distinta de la ciudad e historia. Con solo esto es para darse por satisfecho.
Editar el libro de Randa Jebrouni ha constituido un placer, y comprobar la cantidad de amigos y admiradores que tiene (redes) lo ha multiplicado. Interesan libro y autora, pues ¡qué bien! bastantes lo disfrutarán, y es seguro que amplíe horizontes.
Este libro de Randa aporta mucho a la bibliografía tan homogénea sobre Tánger (de vocación ditirámbica). Sería deseable que supusiera un giro enriquecedor. Y que reemplazara un presente focalizado por rayos laser que dibujan hologramas a la entrada del Estrecho, por un futuro abierto. Simplemente abierto, integrador y crítico. E interconectado con el entorno y mundo, no burbuja imaginada. Se escribe mucho, cierto, pero en tres casillas entra todo. Randa aporta teorizaciones de la literatura de las ciudades y ciudades en la literatura, y del valor de las representaciones del espacio en cuanto tramas de lugar. También topofilias, de las que nunca había oído hablar.
Y fundamental, si a la ciudad se la tiene por tan legendaria y cosmopolita cómo no ampliarla a otros idiomas: al autóctono y propio -Tánger es Marruecos, lo singular es que haya que decirlo- y con autores, sin duda, más traducidos, y a otras expresiones y medios artísticos, pues esto es lo que hace Randa Jebrouni. Igual para los próximos años ya tenemos una enciclopedia libro. O un tomo- esencial de ella.
En cuanto a mi libro (voy a poner el nombre: Tánger y Melilla... bueno, es el de arriba del todo) finalmente afeitado de sus partes más abstrusas y atrabiliarias se puede leer y tiene coherencia, y cierta osadía. Tánger daba muchísimo más de sí, como suponíamos, levantadas todas las constricciones y acotaciones tan estrictas e hiper sesgadas, ritualizadas con infinitas plegarias. El fenómeno cultural de Tánger (que es de importación, algo idiosincrásico de la ciudad, el que me ha sido dado saber) no deja de ser muy curioso, por lo que tiene de provocador y distraído-he leído alguna respuesta que casaba obviedad con sentido común-, entre adhesión incondicional y rezos propalados.
BILINGUISMO EN TÁNGER, lo que no pasa ni en Cataluña ¿o sí?
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