Plaza del Maidan, Kiev. Leyendo su artículo del domingo en Voz Populi, donde ha regresado, ya le veía sólo en las revistas políticas y diplomáticas de Washington, en las que escribe frecuentemente, es cuando me di cuenta de mi inmenso olvido y eso que habíamos hablado de Ucrania.
Estos compañeros ucranianos de mi hijo están todos combatiendo desde el primer día. Mi hijo dejó el Banco Mundial que le llevaba mucho a Bogotá y México DF y trataba con los altos funcionarios de los ministerios, para irse a una ONG creada por el Congreso norteamericano, sede Washington también, para promover las elecciones y la democracia en el mundo, que es un universo de radical negación de lo que en España hoy se entienden como axiomas de progreso (Heidegger, Kant...): Volver solas y borrachas a casa. (Y sin niños a poder ser).
El artículode mi hijo sobre Ucrania del domingo https://www.vozpopuli.com/opinion/mikolaiv-ucrania-simbolo.html - me ha hecho reflexionar sobre nacionalismo, sobre el que pivotaba lo último que escribí, y la libertad.
La lucha por las ideas de libertad y democracia prosigue
Desde la sociedad civil ya están actuando en Ucrania, con mucha imaginación, en la única política relamente interesante, el de la lucha ideológica (y también tecnológica). Se estan haciendo cosas, aunque no sé si respetando el lenguaje inclusive y la perspectiva del género chico, no de Judith Butler y la universidad de Berkeley, sino de la marginalia que tenemos incrustada, a coste muy gratis, en el gobierno de progreso progresista.
Mi hijo ha recuperado esta pulsera que le compró a una ucraniana, que quizá no pueda ir sola y borracha, por tiroteada y con niños.
¿Solas y borrachas? Mejor un gran comunión y celebración de sororidad.
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