Presentación de la versión árabe del libro «El Sáhara, la declinación del totalitarismo»
La corta entrevista que me han hecho es política. Yo de la mayoría de las cosas no tengo ninguna opinión, ni me interesan, ni hablo y menos escucho. En realidad de casi nada tengo opinión. No tengo opinión del covid ni de las vacunas, de la juventud, que ayer dos amigos en casa lo plantearon y yo les pregunté qué es lo que se puede decir de ello, porque a mi no se me ocurre nada ni pienso en esas cosas.
Por regla general no tengo opinión sobre cuestiones locales y que preocupan, o eso parece, al personal. Ni siquera con los taxistas opino, hablo, igual mucho.
Sin embargo en las cosas en las que creo no soy nada escéptico y autista. Lo que más admiro es el pensamiento propio y el espíritu crítico, el tener algo que decir, el poder poner sobre la mesa lo orillado y prescindido, que es lo que me sale. Supongo que será el resultado de no haber tenido adscripciones muy potentes, lealtades y pertenencias muy fuertes, pese a mis apasionamientos iniciales volcánicos. He sido un transfuga de ambientes, grupos, verdades, vigencias, intereses y aficiones...
Las preguntas que me hicieron fueron sobre el Sáhara, yo me centré directamente en lo mío,
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