viernes, marzo 11, 2022

382 días de internamiento rotuliano, con imputación de identidades


No creo que sea el mejor año de mi vida el pasado,  pero sí uno de los mejores, aunque desde mi derrame sinovial de Bilbao con 2º viaje en silla de ruedas al avión hace semanas,  empiezo  a ponerme algo apaisado o curvo y desecado.
Los lunes a nuestro bar, en la época de la silla de ruedas y otras picnic en el jardin que no usábamos desde milenios. Viajes a Las Palmas, tres veces Bilbao, Marbella-Málaga, Rabat- Casablanca,  algunas subidas a La Laguna, encuentro diario, al comprar el periódico, con las de la gasolinera Mari luz y demas, que ahora preguntan por mi.
Al final he hecho bastantes cosas, que a mi rótula en absoluto concernían.
Mi identidad profesional: de ociosidad extrema, socavada, veamos:

Jose Maria Linzundia
Novelista
Esto aparece en google si escribes mi nombre. Aunque esté mal escrito mi apellido soy yo. Ocurre que en absoluto soy novelista, hay una dicotomía que me interesa y se puede defender: Literatura  versus narración de entretenimiento o acción, distintas hegemonías, perspectivas, gustos 
 
Y así figuro para el digital marroquí Marruecom

libro«El Sáhara, la decadencia del totalitarismo», del escritor y periodista español José María Lizundia.
Periodista, si de opinión, por todos los álbunes que contienen recortados mis artículos y columnas podría serlo, ah, y un libro en una colección de compilación de artículos de periodistas. Pero tampoco soy. antes me suicidaba que asistir a una rueda de  prensa y no poder volcarme contra la mesa.
Escritor, escribo casi sin parar, por imperativos psicológicos, pero es la profesión más servil que conozco, enormemente clerical, postulándose en todo momento comprometidos y transmisores de  unción, como severos. Un día una exposición, otro una sinfonía, pero al siguiente teatro, mas después presentación de libro,  inspecciones de librerías, cundo no museos sí galerías, todas las noches un par de películas de culto, si un viaje, románico o gótico con sepulturas de ilustres que florear.
Pero nadie ha puesto lo que más atañe a mi sensiblidad y motricidad: cojo.

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