martes, marzo 15, 2022

El Día: La persecución del rey emérito: imperiosa inviolabilidad

                                     

La Fiscal General del Estado  accedió al cargo con la seriedad institucional que otorga un vulgar cambio de sillas con el de Ministra de Justicia, que ya era. Al no poder presumir de ninguna independencia y sí de punch partidista, con la torpe vanagloria de Sánchez de su sumisión a él,  mantuvo los expedientes contra el rey en simulacro de tramitación, terminando por archivarlos todos. Era mucha marrullería procesal por su perseverante intencionalidad.

El asalto a la Bastilla no llevó  a la guillotina a Luis XVI  sino la dilató unos pocos años, entre los Estados Generales no todos sus componentes abrigaban la furia regicida, creada la Asamblea Constituyente. Fue obra de las muchedumbres, la masa,  la canaille,  sans-culottes; el resentimiento  y el odio eran las fuerzas catalizadoras de la sed de eliminación.

Cuando la  Fiscal General del Estado y ex ministra  no tuvo más remedio que  levantar el cerco de sospechas (¡nunca deseos, por dios!) al rey emérito, lo hizo como corresponde, sin condiciones -los actos procesales son preclusivos y concluyentes-, sin embargo el doctor Sánchez ha exigido al rey dar explicaciones. No lo ha hecho “su” Fiscalía, pero sí precisamente él, el presidente ocultador, el rebelde de la transparencia, el irreductible alzado contra la rendición de cuentas, el sordo ante los requerimientos de organismos públicos e instituciones del Estado, el omisivo de todos los reclamos de interpelaciones del  Congreso de Diputados. Su estructura moral, vemos, es la propia de psicópatas. Gran parte de la izquierda se comporta con la monarquía como si fuera tolerada por ella hasta que dispusiera lo contrario, con tono  perdonavidas, el hostigamiento a la Jefatura del estado no desaprovecha una. Mantiene en la recámara (bien entendida) su sacrosanta y purísima II República, aquel lienzo blanco e inmaculado que quedó, lógicamente,  como un cuadro de Jackson Pollock, con chorretones sanguinolentos y drippings color vísceras.

Esa izquierda política y mediática se refiere  en televisión a los delitos que había cometido el rey, olvidando que para ello son imprescindibles los fallos judiciales, entonces los tribunales populares   responden que si no los había  era porque algunos delitos habían prescrito  y otros por la inviolabilidad del Jefe de estado; sin ella las dentelladas serían de rottweiler y mastines.

En cuanto a la prescripción -las ganas ofuscan- quiere decir que se impide entrar en el fondo del asunto, y quedarían sin investigar: como los ya investigados sin que eso supusiera no ya condena sino la mera apertura de diligencias. En cuanto a regularizarse con Hacienda es una posibilidad legal: un derecho. Como  Monedero y sus partidas. Sin la inviolabilidad del rey las acometidas serían arrasadoras (demasiado tentadoras).             

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