Miércoles: Getxo, otra vez

 Hasta el domingo noche estaré solo en nuestra casa de allí. Mi libro de Bilbao, que son mis memorias, que no  abarcan más de unos meses -mi vida no da mucho de sí-, está en alguna librería de Getxo. Para un libro que  quiero presentar -es justo en las presentaciones donde todo lo que digas sobra-, estoy a expensas de mi operación de desescombro metalúrgico de la rodilla. Extirpación de los clavos de Cristo y el alambre de espino que los fija, y están sueltos y que no ha impedido consolidar mi rodilla, o sea guay, pero sigo cojo, que no es algo que me quite el sueño. Mi muleta es mi pasaporte diplomático, aunque a consta de mi movilidad,  espero esta vez ir a Bilbao: librerías, Guggenheim, mi Museo de Bellas Artes. Pensar que XY el día de mi cataclismo y paso por el hospital de Basurto habíamos decidido ir a Bilbao por toda la orilla de la ría. Ya lo  he hecho alguna vez.

Vive dios que el viernes día 8 celebraré la jura de la Constitución americana y obtención de la nacionalidad USA de mi hijo. Mi nieto, mucho más listo, ya lo es. Definitivamente mi vínculo con España -estoy feliz de no dejar españoles tras de mi, muchísimo menos vascos-  es como causante de Hispanoamérica. Como decía nuestro querido Fer, resulta increíble que 200 extremeños bajitos y morenos alcanzaran Alaska y bajaran a Chile .