Ahora me asalta esa duda, el jueves viajamos a Bilbao, el viernes notario, hay que arreglar bastantes cosas, hablar con el guardamuebles para que tengamos lo básico ya el viernes, ese sábado es mi cumpleaños (el más rotundo de mi alargada vida, tantas veces algarada), y el lunes el de XY, ya estaremos en nuestra casa vasca. Trato de verme yo allí y aparezco ex novo, sin continuidad, lo que te hace sentirte muy libre y un poco pionero.
Cosas a favor: que no soy del Athletic Club de Bilbao, sino del Real Madrid, no muy bien visto. No tengo cuadrilla con lo cuadrillero que fui, eso equivale a no tener pertenencia. Mejor. Tengo el nuevo Bilbao por descubrir -ya zascandileé en diciembre pasado) que con un total de hora y cuarto ya has visto todo. Normalmente en una mañana me veo todo Bilbao, menos mal que estamos en Las Arenas.
Mi nieto -hoy mismo, en el Monte-story school, de idioma español centroamericano, gracias a la seño María- que no es del mismo Bilbao, sino de las afueras, de Washington
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