miércoles, febrero 10, 2021

Camino a Bilbao, a ellos pertenecí


Yo pertenecí a estos que cantan en el Kafe Antzokia de mi pueblo, la Villa de Bilbao. Me siento en parte de ellos (son el destino que yo trunqué) y en la mayor parte no de ellos. Esta dicotomía lejos de ser, no ya desgarradora, sino incómoda y áspera, es una tensión emocional amable e integradora. No creo en la identidad colectiva, puedo sentir y últimamente hasta emocionarme un poco como vasco de familia nacionalista y ex sentir abertzale, pero no pienso como ellos ni participo de sus valores, en absoluto. 
Ante un caso de disyuntiva verdadera, me da, conociendo el percal, que siempre estaría enfrente. Pero no es el caso, me gusta acariciar mi identidad,  llegar a mi alma de una manera incisiva pero natural, dejarme sentir, que mis sentimientos que componen mi intimidad creativa (siguiendo con Julia Kristeva, post de abajo)  afloren. Para nada los busco, brotan. Yo, solo yo, ante un espacio y personas concretas que me circundan, que en este caso me resultan familiares.
Los vascos tienen algo a favor, que me hacen gracia (tienen mucho sentido del humor) y que el contacto personal es especial, es absolutamente próximo, afectuoso. Yo me temo que soy  así, pero eso no es identidad colectiva, que no es más que un sintagma  obtuso, inasible y mendaz.
Lo único revolucionario en el País Vasco es la individualidad radikal, que ya lo deberíamos saber.
Me gustaría escribir una suerte de memorias, pero  mi vida no da en absoluto para ellas -a lo sumo para dos o tres recuerdos mal contados -, si creo para escribir sobre estas cuestiones que planteo, un ensayo literario por cuanto sería personalísimo. Con que llegase a la mitad de mi Vasca cultura de altura: retorno estético a Oteiza e Ibarrola me  daría por satisfecho, aunque me parece muy difícil de lograrlo.  
No así el libro sobre el Sáhara y los españoles (españoles vascos o no vascos, siempre me los encuentro) que estoy escribiendo, y tomando notas para mi segundo libro sobre Tánger, que también es mío -ni español ni internacional-, de manera harto distinta a mis amigos virtuales

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