Tenía plenamente decidido no volver a Bilbao por desafecciones importantes, y no representaba para mi ningún problema, era del sur, de los confines, la periferia como esencia y latitud de vida. He sido inducido al regreso, yo me dejo inducir enseguida, según por quien. Como me encanta que decidan por mi. Siempre pido la ginebra, como no soy habitual de ella, del camarero que toma nota.
Iba a escribir mi artículo sobre la ventaja de ser empoderado, no de empoderarse como mi hermano, la posición intransitiva, el ser pasivo de Heidegger.
De todas formas mi estado de ánimo, mi percepción de mí a mi edad, no ha variado, estoy en el sur, con una sensación de libre que aquí nunca tuve. Libre, solo, conmigo, claustral.
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