Antes vi escenas en televisión de que más de 100 millones de norteamericanos están anticalentados, y en la Europa continental debe pasar otro tanto.
Yo vengo recibiendo imágenes washingtonianas de las leves glaciaciones, estacionales de momento, no como la pequeña glaciación que asoló Europa de los siglos XIV al XIX. Antes, viñedos en Londres y pastos en Groenlandia (tierra verde).
Me excitan los estados de sugestión (delirante) colectiva de las masas: su impaciencia, su ansia, su deseo y anticipación de horrores,, lo mismo ante la apocalipsis del calentamiento global o el genocidio que demostraria de una vez que los judios son genocidas, de voluntad y ADN.
Mi próximo libro Israel /Palestina, choque de civilizaciones, a través de Marruecos hace escrutinio y compilación de ese estado de necesidad y ansia, esparcido por las redes, en parte leeremos a los ansiosos. Deleuze y Guattari: máquinas deseantes.
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