Recobrada nuestra cita de los lunes, como estos viajes por largos que resulten no son de iniciación y transformación (ritos de paso, por ejemplo) regresas igual que te fuiste, y con tres anécdotas, yo con el handicap de que todo lo cuento en este blog, luego poco más puedo añadir.
A lo que doy importancia es a mi columna del periódico, ni me gusta opinar ni las opiniones de los demás, me fijo por eso en la forma y, o en los muy informados, como era Josep Piqué, o los que arrostran cierta originalidad por tener pensamiento propio: encontrar lo que no has pensado y menos ha sido pensado. Las turbas no piensan, recitan, salmodian.
Sobre el título de arriba, dos premios nacionales (Marruecos y Canarias) de literatura han leído mi columna última, otras veces seguro que han coincidido, así como intelectuales relevantes colombianos, saharaui- marroquíes. Prácticamente son los únicos que lo leen de este blog, en papel soy leído, creo que más de lo que debiera.
Apenas toco lo local ni los temas en discusión, de lo que sí que me falta opinión
En el fondo lo que está en juego no es el acierto o no de la columna, sino que lo que se manifiesta a modo de interés, es una comunidad de interlocución, de poder discutir, de lecturas, y por supuesto ethos generacional, que implican afinidades que desbordan las fronteras incluso las ideas políticas.
Como decía Christopher Hitchens, no se trata de qué se dice, sino cómo se dice. Incluso argumenta, podríamos añadir. Algo que no cabe aplicar a Tánger-ilusión ilusionante.
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