Algunos me dicen que siempre he de ir a contracorriente, un provocador, aunque yo recientemente me he sentido en todo caso un agitador, cosa que habría de agradecérseme y mucho, solo fuera por ser un exhutorio, un paréntesis, contra el aburrimiento, la misma música de fondo, el sopor, monotonía y paso marcado ambiental. Mis ideas son perfectamente coincidentes con un montón de gente que sigo y leo, intelectuales que evolucionaron y se mantuvieron fuera de burocracias. Nada gregarios ni compactos, ni unísonos en las salmodias.
Todo lo coral, prescriptivo, opinión común y Mainstream, el gregarismo y las zonas de confort, las evito, yo jamás discuto con un progre. Los progres son siempre lo previsible y correcto, muy gregarios, nunca desentonan, si lo hacen es también masivamente (jamás quedan sueltos), hablar con uno es hacerlo con todos. Muchos encima sacan partido a serlo, no por algo son los de la superioridad moral e inevitable hipocresía (española de misa mayor, sus herederos)
Estos gigantes vascos, son en altura (alturas pirenaicas), se jugaron el tipo, fueron perseguidos y exiliados, por Franco y ETA, pasaron de la pertenencia orgánica, su calor, acogida, seguridad, a la intemperie más radical, quedaron fuera de capillas (como podrían ser el PNV y ETA) y de iglesias (la enorme feligresía/pueblo nacionalista).
Foto de ayer en Vitoria recibida.
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