jueves, marzo 23, 2023

Mi americanismo: cuando el Muro de Berlín estuve allí cerca, el 13-08-61


 Me pase dos veranos  completos en una familia alemana en Fulda (Hesse), aunque también  estuve muy cerca de Bonn. Mi padre me mandó al Colegio Alemán de Bilbao, por su admiración a  los alemanes, no a los nazis, por lo industriosos que eran (yo en profesión de padre, ponía industrial) pero los alemanes era mil veces más que él, y no al revés, por eso los admiraba tanto-
En Alemania me convertí al americanismo, antes de hacerme anti y comunista  por sometimiento al entorno (lo de casi todos, ese gregarismo generacional que muchos brutos perpetúan). Estuve con 9, y con 10 años,  el l3 de agosto de 1961 me encontraba allí muy cerca de la grenze (frontera con la  DDR, República Democrática alemana). Los padres de la mujer de la casa vivían en una granja   a unos 70 metros de las alambradas, donde se veían los vopos, (volkspolizei) sentados en  tierras de labranza con sus subfusiles. El matrimonio con el que estaba (e hijo de 5 años, Delf, de post-siestas imposibles) miraba muy preocupado las imágenes de los saltos y fugas a través  del Muro,   que luego hemos visto mil veces. Mis padres de acuerdo con la madre de Mirari (con otra familia) de San Sebastián pensaron en repatriarnos.

                           

A Fulda, sin tener ningún interés estratégico o industrial, los aliados la habían dejado "aquaplanning" (en planimetría), había fotos en una tienda cerca de casa.  Sin que nadie me dijera o me explicara nada lo que me impresionaba vívidamente eran los convoyes del ejército americano, que silenciosos los veía pasar de vez en cuando por las afueras. Yo intuía que eran  los buenos, la defensa ante todo aquello que se barruntaba tan amenazador, con muertos que caían escapando del Berlín comunista, que veías en   la televisión y yo su acecho en la granja. Del lado de la Alemania federal no veías ni un soldado ni un arma, y era evidente que la alambrada amenazadora  y la vigilancia de soldados era solo de su parte. No necesitaba de nadie que me explicara lo que veía e intuía. Era una certidumbre,  la noción que manaba de uno mismo con absoluta clarividencia.

                               

Otro agosto, ya en 1973, en auto stop de Munich  a París coincidí con un pelirrojo de Los Ángeles, gracias a él subimos a un camión del ejercito USAF que nos llevó un tramo, sin importarles que no fuéramos militares o yo extranjero (tanto en el país como del camión)

                           

Finalmente en agosto de 1988 (año anterior a la caída del Muro) , XY y yo nos acercamos  a la cárcel de Spandau donde todavía seguía preso el dirigente nazi Rudolf Hess, y llegamos a Wannsee, donde  se celebró la conferencia nazi para la solución final de los judíos, El lago en agosto relucía como las páginas más rutilantes y poéticas del Romanticismo alemán, pasó un camión del ejército norteamericano con negros y blancos que  al ver que les fotografiábamos nos saludaron con gritos y vítores. ¿O fue al revés?

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