Disonancias cognitivas con los demás, y la Pantoja

 Nada hay más elegante que el silencio, no solo es un atributo moral sino básicamente estético. Tenía algo de  razón  Isabel Pantoja cuando en Marbella en trance de saqueo continuado de la municipalidad, y acosados por la prensa, le conminaba a su hombre alcalde  Cachuli a que sonriera,
en lugar de ponerse a dar de hostias a los fotografos, le decía : ¡dientes! Asomando las correspondientes denticiones  nacaradas, como si no pasara nada y estuvieran ausentes del mundo (camino de la cárcel).

                                              

Yo trato de estar de canto en debates políticos y morales (solo en lso míos), como los ensayistas clásicos, incluso literarios  y hago cosas en ese sentido, escribir en prensa, aquí y en libros.  En esta época el común está para posados (como yo), imágenes y todo lo que sea amabilidad para los de uno y crispación, y según y ya veremos, para los otros. Uno emite en onda corta y solo escucha el sonar en busca de relieve en el que rebotar. No hay rebotes. ¿O no hay relieves?