País sanitario y
goyesco: garrotazos a la Seguridad Social
Unos días antes
de la celebración de los Premios Goya comentó el actor Antonio Resines que no conocía a nadie que estuviera en contra de la sanidad pública, ergo los márgenes para acuerdos y colaboración
estaban abiertos. Resines, el librepensador del séptimo arte español. Como
diría Enrique Krauze pertenece a un sector
con una considerable unanimidad en
“atmósfera de ideas y creencias” (progres), con consignas que varían
pero siempre son político mitineras. No son meras brisas ideológicas. El
narcisismo exhibicionista y ególatra de los astros/estrellas de la gran
pantalla, de esa sucursal provinciana de los Oscar les hace acentuar el gracejo
percusionista persuadidos de que su
pensamiento sindicalizado es influyente. Parece ser, por lo que hasta ellos
mismo reconocen se da cierta renuencia al cine español por esos actos. No lo
relacionan con que a la gente no le gusta ser tratada como párvulos ni se
respete sus ideas. Memorizan guiones, pero no interiorizan el pluralismo
democrático. Desde los Oscar patrios se permitió convocar a la manifestación
por la sanidad pública del día siguiente en Madrid,
Una manifestación
de 250.000 personas, aunque fueran mucho
menos, era una manifestación por la sanidad pública, que los de feliz anclaje
en la privada como Almodóvar siempre la suponen tan mal como desean que esté. Hay
que cargarse, no arreglar, lo que no colonizan.
La izquierda pasmada no tiene más propuestas que las escalofriantes de
Igualdad. Qué es lo que podría pasar
entonces si la sanidad pública quebrase, cerrara servicios, no dispensara
medicamentos caros, suprimiese quirófanos, citas a dos años, se desmantelara de
verdad. Por coherencia, proporción, lógica interna: matanzas. La izquierda no
puede con Ayuso, perfectamente carismática según modelo weberiano, no como el
doctor Sánchez que sigue a sus acólitos (los únicos que le aplauden) en videos
propagandísticos, fake su entera persona, arrogante, mentirosa, antipática e
impopular.
En la Sanidad
está todo registrado: asistencias, citas, operaciones, rankings de servicios y
hospitales en España, Europa. En Sanidad todo está objetivado y susceptible de
comparaciones. Tanta gente para tan poco dato, con lo fácil que era.
Espectáculo, demagogia y entusiasta politización.
Los garrotazos
-lo en verdad goyesco-, sabiamente omitidos, son los propinados a la Seguridad
social: pensiones, invalideces, viudedades, orfandades, ayudas todas ellas para
poder comer, denuncias sin tramitar,
teléfonos sin coger, colas para citas no culminadas, impotencia extrema, valladares insuperables
para ser atendido. La deuda de la Seguridad social también bate récords: el
200% (dato objetivo). Llegará el
momento que el dinero público, ya sin más créditos, vaya a amortizaciones e intereses que
devolver. Cómo se puede estar haciendo
tanto por la sanidad pública y prestaciones del futuro.
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