martes, febrero 14, 2023

El Día: Punitivismo, ni filosofía, ni ciencia jurídica: caos cognitivo


 Lo que comenzó con el “No es No” termina con el “Sí es Sí”, con todo el rigor apodíctico de sintagmas de niños testarudos, cumplido ese elogio a la estulticia, será el marbete que acote este periodo histórico que los dos exergos filosóficos auspician.
A Pam, la segunda de Igualdad ministerial y la mayor ordeñadora de las ubres estatales (120.000 euros de succión anual), hay que reconocerle que no vive en el estado de crispación y cabreo de la marquesa de Galapagar, sino que es propensa a risotadas y divertimentos durante los fines de semanas de chicas y shopping en Nueva york, turismo por el Mall de
 Washington, con Falcon privado y un contacto prescindible de excusa, como hace Sánchez. O tartas de cumpleaños en el Ministerio inundado de alboroto adolescente.Si Pam y sus adláteres se reían por cómo se había magnificado la suelta de tiburones sexuales y rebajas de condenas, no solo era por la compartida falta de escrúpulos que Sánchez ha irradiado entre sus reverenciales políticos, sino por una cuestión teórica: jurídica en apariencia. 
Su humanismo no es tanto 
    las víctimas de una manera sensible y empática, por eso reían jocosas, sino que obedece a abstractas construcciones mentales: el punitivismo. 
Las penas castigan -desde que el Derecho logró imponerse a la venganza privada-, lo que a ellas no les importa y desprecian, que lo contraponen a la “seguridad de las mujeres” (en cuanto seguridad propiamente). Son feministas. Pam (nuestra chica surfera de Malibú, por el nombre nomás), tenía razón cuando ironizaba con la salida de delincuentes sexuales con que lo hacían a riadas, pero decía algo de poco tino procesal: Qué nos importa que salgan 11 ó 20 meses antes, ¿qué le arregla a la víctima? Pues nada, lo que nos interesa es la seguridad de las mujeres (en cuanto seguridad), concluía Pam.
Filosóficamente es una contradicción muy interesante, la desconexión cárcel/castigo de seguridad de las mujeres, pero no es tal aunque pudiera parecerlo, como ocurre siempre que se logra superar una contradicción. Como Hegel y Marx. Ellas por ser mujeres precisamente odian el castigo penal de cárcel, por coherencia anti patriarcal/anti machista y pro-sororidad.
A los depredadores sexuales, año arriba, año abajo, en todo caso siempre se les podrá someter a una reeducación sostenida para extirparlos núcleos machistas o perversiones clínicas, tienen sobrados estudios, experiencia profesional y capacidad demostrada para eso y amasar dinero inimaginado. Detrás está el modelo psiquiátrico soviético, o de reeducación maoísta, castrista, la magia del comunismo optimista criminal.
No conciben el principio de res  ponsabilidad personal, ni el conocimiento, ni la ciencia jurídica. ¿Dimitir? sí ¿pero a dónde van?

 

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