Ni el tenebrismo de aquí corresponde el barroco español ni alguno de sus seguidores del XIX/XX, ni nocturnidad es una vida disipada de nocherniego o noctivago. Más sencillo. El estudio de lectura (el dentro), que distingue perfectamente mi hermano de otros, sin nadie tener que instruirle a tal efecto. Mentiría si dijera que las cosas me estan saliendo mal, porque me están saliendo razonablemente bien, que es cuando ocurren las cosas que quieres que ocurran.
Mi libro de 80 páginas ya está corregido y muy contento con el resultado, la contraportada que era lo más dificil, justificar el libro que a simple vista puede parecer muy provocador, pero tiene mucho mayor alcance y aprovechamiento. Lo dejo bien explicado. Mi otro libro del Sáhara que va a por otras 80 páginas prosigue. Amigo de los libros cortos y mucho es el gran escritor argentino César Aira. No soy tan anómalo si esa sola comparación me quedara permitida.
Mi artículo de ayer en el periódico sobre el Sáhara se incorpora a ese libro de vocación ochentista, como he hecho con otros artículos del Sáhara en libros anteriores. Tienen la ventaja, al tener el límite del número de palabras, que van pulidos al menos, directos, medidos. Es tan facil escribir sobre el Sáhara, gran territorio virgen, de lo que se encargan y a destajo los tratadistas españoles, que escriben todos siempre lo mismo (abandono, traición, huida, les sale lo militar), sin parar y mintiendo. Yo sigo ofreciendo razonamientos y argumentos nuevos. Todo lo que me dejan, prescinden, orillan, espiguean las neorromanas legiones hispanas.
La foto del lunes, cuando salgo.
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