Que me horroricen los libros gruesos, los lomos ladrillo, y nunca los compre -Pablo Martín Carbajal ha descompuesto la tendencia o propensión, que hace volúmenes enciclopédicos que encima acabo, sigo con Dakar libro y Dakar niña Reyes-, no debería significar que no vaya a por sólo los filamentosos y comprimidos, que es lo que hago. Es una excepción para que la regla sea.
Es muy difícil tener tanto que decir, quizá influya en mi caso el que yo no haga variaciones, desarrollos, superposciones de un mismo tema, unido a que tampoco me atrichero en los campos canónicos y más bulliciosos. Vengo a ser de esos perros de rescate que meten el hocico, frotan las patas contra el suelo y mueven el rabo como el limpiaparabrisas de un coche, debajo de los escombros y desechos. Y ahí no se encuentran vetas de oro, pero si lo que no ha quedado registrado en la superficie, se ha pasado por encima o al lado, y cubierto y taponado.
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