viernes, mayo 06, 2022

Con la camiseta rosa de surfer que tengo, y un episódico enemigo de clase

Bueno, tengo  más de una, muy Santa Mónica y Malibú, las camisetas digo, yo más para los matches a la petanca en los Jardines de Luxemburgo o Taco, La Laguna, Canary I.. Hoy el médico de rehabilitación y desembolso, lo mismo que el vasco cirujano  ayer, que quedo a mi suerte y ejercicios, me ha dicho que nunca más me verá en plan infalible confianza en su hacer, y me ha enseñado ejercicios de fácil comprensión
-Vayamos por partes, osea que son tres, creo que para eso sí da si mi memoria y repito en alto para memorizar y retener  si no te importa: levantarse de una silla sin manos con los pies juntos, lo mismo pero con el pie izquierdo adelantado y de sillas más bajas con 10 kilos de peso, pues sí,  es asequible a mi capacidad de comprensión y retentiva. Ya veremos de voluntad.
 De allí a rehabilitación, estaba hoy muy caótico, una auxiliar que reclamase a la dirección, por lo que me habían hecho esperar.

Aquí quizá con mirada torva y afectando reconcomio o desorientación, sin gafas ni mascarilla hospitalaria
Este establecimeinto es Los Reunidos donde acudíamos durante un decenio todos los lunes y lo pasábamos muy bien bebiendo. El del medio, a pesar de haber amistado mucho le declaré enemigo de clase y nos fuimos del local, un año de interdicción. Se me había puesto normativista con los horarios, y alguacil. Volvimos en enero y entonces se fué él con su francesa y una furgo a comerse Europa, A la derecha, la del monopatín en ansia y fantasía y a la izquerda XY y su vocación frustrada: no haber sido japonesa. Todo durante la pandemia.

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