Científicos sociales, filósofos, teóricos de la cultura, antropólogos, psicólogos coinciden en que nuestra época es la del VICTIMISMO, todos quieren serlo. IDENTIFICARSE, SER DESCENDIENTES de víctimas. Es como hace unas décadas el consumismo y el mercado, la alienación y todos ellos escribían su tratado. Ahí los vascos han sido pioneros para la eternidad, como se ve. ¿Cuántas brujas de Zugarramurdi o de Durango mataría el tribunal de la inquisición de Logroño (son expedientes judiciales, están cuantificados): 20, 50 100, 300...?
¿A cuántos ha asesinado ETA sin ser brujas?, pues unas 10 veces más en algún siglo menos.
La edad de oro existencial familiar de los vascos es la adolescencia con su alegría, camaradería, inusitada sociabilidad, disposición a lo amable, acogedor, compartido... a la confraternización de padres e hijos, a los pueblos de veraneo con todo el salitre y el dorado de la adolescencia
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