domingo, enero 22, 2017

Tarde feliz









¡Sé lo que me espera la siguiente semana y próximo mes: veré a mi hermano reírse y contar cosas de Gaviño, sin parar. O “como dijo Gaviño...” Me comentó que  5 minutos con Gaviño equivale a infinitas reuniones o encuentros normales.
 Me ha mandado las fotos bajo el título “Tarde feliz, y el microcosmos de Gaviño”. Recuerdo que cuando tocaba el piano en la casa palacio de Carlos, en el salón del piano, hay varias salas, como nunca le había oído tocar, repetía gozoso: “estoy al borde del coma etílico”. El piano es de 1902, de encargo, de Berlín, mi hermano no había tocado en alguno similar (lo tocó hace años brevemente, sin afinar). Fue como siempre han sido los días con Carlos, inolvidables.
Es una persona con la que se trasciende los vínculos de amistad para imbricarlos con los familiares, que no dependen del contacto. Somos incondicionales y siempre estamos ahí, y lo sabemos. Empecemos diciendo que estuvimos en el bautizo de su hija arquitecta, que pudo ser el padrino de E. (lo que le hubiera gustado), que estuvo en Las Arenas y Mundaka, que sus padres invitaron a mis padres, a todos, al Club Náutico con un premio nacional de Bellas Artes que es muy amigo de Carlos y estaba en su casa. Esperábamos padres y padres  y novia de Carlos (intermatrimonial) en una terraza del Náutico para empezar a comer. Apareció tarde con una bilbaína de pésima catadura y estética tenebrosa. Recordando tantos viejos tiempos, ayer recordó  que se habían tomado 3 éxtasis de aperitivo, de ahí la tardanza. "Papá se comportó como un caballero" precisó. Nuestra querida M. la novia se sintió un poco ultrajada. Mantuvieron una guerra a  muerte, que ayer fue recordada su versión. Conocimos las dos.      
Comimos en un mal sitio que eligió Carlos, vámonos de aquí, dije; si ya he reservado. Esto es una cutredad, sostengo; pues aquí vengo con S. (una autoridad en distintos campos). Vamos a la Noria. Allí solo hay cucarachas. Vivo casi allí y jamás he visto una, será porque están todas en la cocina de aquí. ¿Quieres ir al casino (es socio de siempre, no por alpinismo)? Al casino, no gracias. Queda inaugurado el divertimento, las risas, las provocaciones, el camarero elegido por guapo, yo siempre le llamaba por otro nombre, los recuerdos. Eso lo sabes tú, me decía, por pasajes claves de su biografía y eso que solo le recordé los más benignos. Carlos no es de las personas con biografía, sino con vida novelesca. Un gigante de la seducción, el ingenio, el humor y la investigación, la provocación más radical, las hipérboles histriónicas (una hija actriz en Madrid) y el espectáculo, la maldad y la ternura, la inteligencia, la transgresión y el individualismo acerbo, el arte y la cultura, el máximo buen gusto, la generosidad, elitismo, incondicionalidad… que no tiene que ver con la continuidad y estabilidad física de las relaciones.
Juan que no es conservador, sino bibliotecario del Museo Canario, y que tiene el don de que a todos nos parece una persona muy encantadora nos trajo a los tres regalos. A mí un fular, que me llega en la época en la que me lo pondré.   


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