Esta foto es la del día de Reyes y de fin de fiestas (las
más fabulosas), aunque el sábado a la noche aún oímos en casa historias muy
divertidas y malévolas de basquish, contadas con mucho talento y gracia. Que se contrapone
frontalmente a la conjura casi perfecta de la que he escrito en demasía
(prometo compensarlo con creces, de verdad), y de la que ya no hay nada
qué hablar, explicar, preguntar o decir.
Mi último libro del Sáhara que ya he remitido a algunas
personas que me interesan, tengo amigos decisivos desde el punto de vista
estratégico, pero el editor anda por Méjico y no se ha movido todavía en
internet. Lo volveremos a hacer en la Real Sociedad Económica de aquí y de Las Palmas. El presidente de
allí se me ofreció. Luego hablan de
Lanzarote, Península a ver en que queda.
Estoy trabajando en el intelectual canario más interesante para mí. Le conoció Ángel Delgado
al que le cité en un artículo a cuenta de él, hace mucho tiempo por lo que me
informó, muy favorablemente.
Resulta que Gaviño le conoció mucho, hizo que la
administración canaria pagara el contenedor de su biblioteca de 27.000
volúmenes que siguen en un contenedor sin catalogar. Gracias a Gaviño siempre
providencial ya tengo ese otro libro
fundamental. No solo para mi, sino Canarias. Es muy olvidado por su cambio
de ideas políticas
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