domingo, enero 15, 2017

El arcano de las líneas que se encuentran

El jueves por la noche suena el teléfono, número muy largo. Es EE.UU. E. suele llamar haciendo la compra, interrumpe la conversata para pagar y la termina con “bueno, ya he llegado a casa”. También llama desde el autobús o taxi, o en los aeropuertos  (solo norteamericanos) cuando está embarcando. Tiene muchas cosas que contar de viajes esta vez. Ahora mismo está en Florida de fin de semana, pero también va ir a las Montañas Rocosas a esquiar. Al parecer hay una consigna muy extendida en Washington, que es desaparecer de la ciudad el próximo viernes 20, día de la toma de posesión de la presidencia de Trump. Mis hijos tenían muy claro que  no pensaban estar en Washington ese día.
Siendo yo niño vino Franco a inaugurar un barrio muy populoso, que acogería a los chabolistas que había a las afueras de Bilbao, que recuerdo perfectamente; mi padre detestaba a Franco de manera acerba –le llamaba “el calavera”  de golfo y “cofran” de co-fran-co… al menos era original—, sin tener ningún muerto o represaliado en la familia, que tenía mucho más mérito por lo que suponía  de convicción propia. No tenían que ser todos victimistas como es ahora. Su padre era carlista. En mi casa no se podía escuchar la música de apertura del parte de Radio Nacional, incluso la chica, María Ángeles, lo apagaba; que terminó (ella) en ETA, por lo que no debía desagradarle hacerlo. Para no coincidir con el Caudillo, nosotros  nos fuimos a Mundaka y creo que había controles a la salida para los que se iban, y nos pararon. Justificando la salida, recuerdo vagamente a mi padre. Como todos, en el sentido de absolutamente todos, los sábados salían mis padres de cena y  farándula, algunos de ellos, cuando se iban, Mª Ángeles nos llevaba a mi hermana y a mí al cine. Íbamos los tres a un cine de estreno que había cerca de casa: vimos My Fair Lady, Sonrisas y lágrimas, Lawrence de Arabia y muchas más. Creo que íbamos a todos o casi todos los estrenos. Excuso decir que ni una sola vez regresaron intempestivamente mis padres a casa antes que nosotros, que íbamos a la función nocturna. Yo no he salido de la nada.
Volviendo a E y la conversa del jueves. Me contó que pronto tendría que ir a Denver, Colorado, después a Camboya, Indonesia again, Ucrania. Pero no sabes lo más curioso, que parece obra de algún designio, arcano o extraña correspondencia, tendría que ir para 4 meses a El Aaiún. Se debe seguir hablando español.
- Pues sí, que curioso.
-Ese viaje y estancia espero saltármelos.


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