El jueves por la noche suena el teléfono, número muy largo.
Es EE.UU. E. suele llamar haciendo la compra, interrumpe la conversata para
pagar y la termina con “bueno, ya he llegado a casa”. También llama desde el autobús
o taxi, o en los aeropuertos (solo norteamericanos)
cuando está embarcando. Tiene muchas cosas que contar de viajes esta vez. Ahora mismo
está en Florida de fin de semana, pero también va ir a las Montañas Rocosas a
esquiar. Al parecer hay una consigna muy extendida en Washington, que es
desaparecer de la ciudad el próximo viernes 20, día de la toma de posesión de
la presidencia de Trump. Mis hijos tenían muy claro que no pensaban estar en Washington ese día.
Siendo yo niño vino Franco a inaugurar un barrio muy
populoso, que acogería a los chabolistas que había a las afueras de Bilbao, que
recuerdo perfectamente; mi padre detestaba a Franco de manera acerba –le
llamaba “el calavera” de golfo y “cofran”
de co-fran-co… al menos era original—, sin tener ningún muerto o represaliado
en la familia, que tenía mucho más mérito por lo que suponía de convicción propia. No tenían que ser todos
victimistas como es ahora. Su padre era carlista. En mi casa no se podía
escuchar la música de apertura del parte de Radio Nacional, incluso la chica,
María Ángeles, lo apagaba; que terminó (ella) en ETA, por lo que no debía
desagradarle hacerlo. Para no coincidir con el Caudillo, nosotros nos fuimos a Mundaka y creo que había
controles a la salida para los que se iban, y nos pararon. Justificando la
salida, recuerdo vagamente a mi padre. Como todos, en el sentido de
absolutamente todos, los sábados salían mis padres de cena y farándula, algunos de ellos, cuando se iban,
Mª Ángeles nos llevaba a mi hermana y a mí al cine. Íbamos los tres a un cine
de estreno que había cerca de casa: vimos My Fair Lady, Sonrisas y lágrimas, Lawrence
de Arabia y muchas más. Creo que íbamos a todos o casi todos los estrenos. Excuso decir que ni una sola vez regresaron intempestivamente mis padres a casa antes que nosotros, que íbamos a la función nocturna. Yo no he salido de la nada.
Volviendo a E y la conversa del jueves. Me contó que pronto
tendría que ir a Denver, Colorado, después a Camboya, Indonesia again, Ucrania. Pero
no sabes lo más curioso, que parece obra de algún designio, arcano o extraña
correspondencia, tendría que ir para 4 meses a El Aaiún. Se debe seguir
hablando español.
- Pues sí, que curioso.
-Ese viaje y estancia espero saltármelos.
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