Nunca se podrán comparar las injusticias, condicionantes, contingencias, tragedias, falta de oportunidades que impongan
estructuras económicas y sociales como las
del capitalismo, con las que impone la propia vida.
No hay comparación,
ni siquiera la situación de los niños que trabajaban en minas de Gales o
Bélgica durante 14 horas en el XIX, que podría ser o no revocada admite comparación. El origen social,
geográfico, racial, todo tipo de déficits, la falta de oportunidades y de igualdades
básicas, pero también la salud, inteligencia,
buena o mala presencia, simpatía, desgracias, muerte, que entreveran la vida, generan mucho más sufrimiento,
verdaderas y variadas tragedias
personales que el capitalismo.
La vida discrimina y diferencia mucho más, el peso e
influencia de sus condicionantes es muy
superior, pero además la vida no da segundas oportunidades, las más de las
veces sus determinaciones son a fuego.
Previas a las
injusticias del capitalismo están las de la vida, con un grosor y un cariz mucho más acusados, al capitalismo
se le hace responsabilizarse de ellas
subliminalmente. La magnificación del capitalismo ha venido muy bien para
ocultar la vida y la naturaleza, se trata del cumplimiento del más viejo sueño
humano: imponerse a la naturaleza y someterla.
En realidad la mayor parte de las características de la
derecha no están escritas por ella sino por la propia vida.
La derecha admite mil correcciones –incluido apenas
distinguirse de la izquierda- y mejoras, progresos que la vida no admite.
El capitalismo puede permitir la igualdad de oportunidades, pero la vida la
niega e impide de raíz.
La derecha es capaz de pactar con la vida y de reconocerla
en todo su recorrido, con la tradición y sus enjuagues como la religión y el saber heredado. La derecha
tiene mayor aptitud de pacto con la vida, de humildemente aceptar su poder, que
no es otro que el de la naturaleza.
LA IZQUIERDA
La izquierda dice rebelarse contra el capitalismo y la
injusticia, en el fondo contra lo que se está rebelando es contra la vida. Ese
el trasfondo. Como dijo Albert Camus todas las rebeliones son metafísicas, la
izquierda –la humildad de la derecha es soberbia y superioridad en la izquierda- persigue como finalidad estratégica e impulso
motor no solo modificar estructuras sino la propia vida y ahí está el mito de
Prometeo que siempre enarbola, del héroe que robó el fuego sagrado de los dioses para entregárselo
a los hombres.
Metafísica y mitología de la izquierda.
La metafísica de la izquierda no solo se atrinchera en su
gran mito: Prometeo, sino que en todo aquello que pueda erradicar del hombre su condición mortal y natural, como los mitos
del HOMBRE NUEVO, NUEVA SOCIEDAD, REVOLUCIÓN CULTURAL y siempre que ha podido CAMPOS DE REEDUCACIÓN,
CONFINAMIENTO EN PSIQUIÁTRICOS para su
readaptación al nuevo modelo
antropológico y negación del espíritu libre y singular, la INGENIERIA SOCIAL como
implacable pedagogía para transformar al individuo en correcto y tutelado, y
un sobrehumano CULTO A LA PERSONALIDAD de las nuevas deidades entronizadas, todo ello rebela que la izquierda
ansía trasmutar la naturaleza humana. Pretende
ingenuamente que todo es cultura, plastilina, ingeniería.
EL CREACIONISMO DE LA IZQUIERDA
La derecha en todo caso reprime y destruye, la izquierda es
la que emulando y sustituyendo a Dios trata de ser creacionista, ser deidad,
redimir al hombre de viejo a nuevo, la radical deshumanización de tratar de asesinar (simbólicamente, porque
literalmente ha roto todos los records
del mundo) al hombre mortal, al que niega, no acepta y como no puede con el ya creado, busca crear el suyo propio en un nicho idóneo.
El peligro de la izquierda no es su aversión a la libertad –siempre tratando de relegar los
derechos individuales y sustituirlos por los colectivos: sociales, nacionales,
de género, ecológicos, da igual, apoyando o justificando abiertamente tiranías,
cómo dijo Lenin: libertad ¿para qué?-, el
peligro de la izquierda (me refiero en particular a la española, la que conozco) es su odio latente a la vida.
La deshumanización torpe y completa que aguarda tras sus fines últimos tratando siempre de suplantar a Dios,
actuando como ingenieros teólogos. Pedagoga, moralizadora, superior...
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