Felicito a mi comunicante de NY

Luzundia Zamalloa, de donde quiera que seas, agradezco tus palabras porque yo siempre he opinado lo mismo. Por eso tuve que emigrar de mi pais natal, Argentina, para que esas masas espantosas no me ajusticiaran por no ser el hombre-masa que hay que ser en ese pais espantoso para poder sobrevivir. Argentina no es una democracia verdadera, sino el equivalente de "1984" de Orwell. O, en terminologia Nazi, una Gleichschaltung. Ahora vivo en Estados Unidos; nunca he vuelto a mi pais natal. Gracias por tus palabras extraordinaria. Ricardo-Buffalo, NY, USA en Nutridos surtidos He releído el post, y he escrito algunos otros con los que estaría más  de acuerdo este amable comunicante.   No suelo recibir comentarios como éste, ni en general, lo cuelgo aquí por resultar significativo: radicalidad individual (cuando menos interesante), no colectiva- ideológica (torpe y atrofiante), transterrado, ruptura, conflicto, convicciones, desarraigo, desgarramiento… y Argentina,  país sobre el que peor he escrito (no en el artículo que comenta), bueno, más o menos como de España. Dos países que conviene abandonar para siempre a la mínima ocasión, como ha hecho mi comunicante al que felicito y le envío un abrazo. Renegar de ellos por imposibles. Dos países que no dan importancia a  hechos ni  actos propios, que no conocen ya de entrada la  responsabilidad personal, imbuidos de afanes liminales, ufanías  morales y utopías, dados al griterío y el magisterio ético de rastrillo, cambiantes, peligrosos, sumisos a los estados de opinión y regímenes  de moda cualquiera que sea. Siempre irresignados e implorantes, ansiosos e inventores, adánicos... La desgracia de estos dos países terribles es que siempre  están inventando o naciones o sociedades sin iglesia o sin derecha..., creen que la vida se puede disolver en estados adánicos, que algo les falta (generalmente les sobra) para ser felices definitivamente, que normalmente es con la supresión del contrario o de la historia. Jamás consiguen pactar con la vida y la realidad. Siempre adolescentes, siempre ansiosos, siempre jodiendo. El cerebro de los golpistas   y guerrilleros terroristas  argentinos no era muy diferente del de Zapatero, éste en más tonto. Metafísicamente idénticos.