Ya lo conté en Vasca
cultura pero lo vuelvo hacer. De adolescente comencé a ir cada no sé cuantos meses a
comer a casa de mi abuelo paterno hasta que murió. Andaba por los 90 años y estaba muy bien, él
por la edad comía patatas con vainas y cosas así, conventuales, frugales e insípidas y yo en cambio siempre lo mismo:
jamón de La Viña, merluza viva y frita del mercado de la Ribera igual que el chuletón
y dos pasteles de Zuricalday, nada de cuchara ni pan.
Pero hubo alguna ocasión en que coincidí con mi primo mayor.
Tenía por aquel entonces un problema, hacía ingeniería industrial y le habían cambiado el
plan de estudios, tenían que estudiar, en lugar de cinco, siete años, pero a cambio saldrían doctores
ingenieros, como ocurrió. Su hermano que era más joven haría después cinco años. Diré que mi primo era y fue siempre muy formal –en
realidad todos mis primos por las dos ramas lo han sido (sin una sola oveja
negra y creo que ni pecado), la nota la hemos monopolizado los LZ- , sensato y como doctor ingeniero
en ciernes atraía el interés de mi
abuelo de forma evidente. Hablaban del futuro de Bilbao y sus proyectos.
Yo tenía un activo: mi izquierdismo, así que cuando ellos
hablaban de infraestructuras e industrias, yo aprovechaba para situar todo aquello en el marco del odioso capitalismo con la
explotación del hombre por el hombre, la plusvalía, la circulación de
mercancías… Ellos dos me sonreían y seguían hablando de lo suyo, hasta que yo volvía
al capitalismo y ellos a éste qué cosas dice.
No fue la única vez que he hecho el ridículo en mi vida,
pero aquella fue una de las que mejor recuerdo. Pero lo que convirtió
para mí en una imagen primordial,
fue lo que sigue.
Por entonces ya
asistía a aquellas reuniones clandestinas
de “formación” donde descubrías excitado
la naturaleza criminal del capitalismo y la evangélica y redentora de la
lucha de clases, así como la alienación de toda la gente poseída por la
ideología burguesa capitalista. Fuera de nuestra luz no había más que las tinieblas
que les poseían, daba igual que fueran inteligentes, críticos, tíos
cachondos, con personalidad, daba completamente
igual, sin ellos saberlo tenían la ideología burguesa dirigiéndoles como si fueran maniquís. Es decir les dominaban de tal forma que les
hacían pensar de forma alienada conforme a la ideología burguesa. ¡Sigo sin
entender cómo pudimos ser tan
oligofrénicos!
Lo peor no fue el ridículo sino comprobar la enorme
distancia que existía entre la verdad enorme del capitalismo y la lucha de
clases y mi falta de argumentos, no ya para hacerlos también creyentes sino
simplemente para que me escucharan. Cómo
creyendo firmemente en aquella nueva religión, sabiendo que ellos estaban
equivocados porque estaban alienados y eran marionetas de la ideología del
capitalismo, yo careciera de bagaje
argumental y razones para destrozarlos.
Me sentía ufano en conocer todas las claves que gobernaban todos los engranajes
de la sociedad y la historia, era un
adelantado sin duda, un esclarecido, estaba en posesión de la ciencia del
materialismo histórico, un orden arcano e implacable regía el mundo, y aun así
había sido incapaz de ofrecer argumentos
solventes.
Tarde años en comprobar
que tanta pobreza era debido a la infinita insolvencia del esquema,
que siendo tan increíblemente simplista,
absurdo y mecanicista se tomase tan en serio, solo es debido
a la vorágine del siglo XX, que fulminó a Dios para agarrase a lo más
enteco y criminal –el siglo XX ha sido tal vez el de máxima
desesperación y estupor de la historia.
Este primo llegó a ser director de los ferrocarriles vascos. Sabía ya entonces de lo que hablaba, por lo
que se ha visto. Técnica y ciencia
frente a credo esquemático:
cerril, dogmático, sectario, intelectualmente rebuzno.
Por tanto la experiencia que a algunos les ha durado toda la
vida, a la mayoría nos duró la juventud, que ha sido lo común. Con conocer un poco la historia del S XX es
suficiente para entenderlo. No hay más que ver quienes se fueron y quienes
se quedaron: los fanáticos de la marginalidad, autoalimentados de un sectarismo
que ha terminado por seguir a Chávez por la radio y en sus
procesiones y rezos. De los programas de radio de Chávez ¡cómo se puede soñar
con saltar a Habermas y a Adorno! Cuando
se acumulan, supongo, experiencias como las de la casa de mi abuelo, de manera copiosa…
Yo me desenvuelvo en la retaguardia de toda idea de progreso
o futuro, mi ámbito es el lugar donde un
ancla enorme trata de inmovilizar todas las dinámicas sociales o de ideas, que
las sociedades no evolucionen, que nada
se debata, que no se discuta y lea, es el último bastión, el conservadurismo
más agónico, el suspiro último, que nada cambie. No he visto jamás tantas
ansias inmovilistas, tales a prioris de conservacionismo ciego y furioso. Evidentemente no solo no participo en nada,
sino que marco preventivamente las mayores distancias, nadie lógicamente me
comenta nada ni habla conmigo.
Solo proviniendo de un lugar así se pueden escuchar lo que
has de escuchar.
Habermas dentro del mundo de la filosofía moral, la teoría
política y social pertenece y así es considerado como autor liberal y él mismo un promotor del liberalismo,
que es como se le presenta. Hay que respetar universidades, pensamiento,
debates, autoridades…
Lo puede entender un niño de 2 años: Si Habermas propone la acción
racional y una comunicación entre los hablantes (evidentemente no habla una
sola vez de trabajadores) para su consenso intersubjetivo, está implícito que el agente es el
individuo, todos los individuos,
sin la más mínima exclusión, la sociedad, no el estado ni las clases.
En su pensamiento no tiene cabida ya la lucha de clases que se sueña en los
guetos, ni cualquier antagonismo social (otra cosa es que los haya pero no como
en el S XIX, no como lucha de clase). ¿Entendemos un poco porqué Habermas es un
autor liberal?
Como deberíamos saber ya, si hemos tocado algún libro para
leer la solapa, el concepto de explotación ha sido sustituido en la
mayoría de los debates desde hace muchos
años por la dialéctica inclusión/exclusión tanto en términos morales y
políticos como económicos y sociales.
El liberal Habermas lo que pretende es la inclusión de todos,
la razón dialógica, que se refuerza por ser el adalid, junto a Arendt, del
republicanismo, que es la participación
del sujeto individual /ciudadano en la esfera pública, sin rastro de clases. La
metáfora es la polis griega, no las asambleas de Cepsa de hace 30 años ni las
comunidades-comités-camaradas, a ver si nos vamos enterando un poco...
Comparar el republicanismo habermasiano con el socialismo del
SXXI y con su explicación teórica ofrecida el viernes de que básicamente consiste en que Hugo Chávez es muy inteligente
solo es posible en el ámbito al
que pertenecemos. Hoy en el casino por ejemplo se ofrece un nivel intelectual
más conectado al mundo, en los que esos comentarios son impensables.
Si Chávez basó toda su política en la exclusión y el
monopolio del poder, si el discurso es el discurso de la exclusión, de lucha de
clases, antiburgués, antiimperialista, beligerante no puede tener nexo alguno no ya intelectual
sino ni de remoto parentesco con lo que se pueda cocer en el ámbito de
pensamiento moral , político y cultural en general.
Uno puede intentar hablar de Habermas –sobre la nota de si
me suena afín más o menos- para alcanzar a decir, siempre les queda el margen
de la etiqueta –yo cuando marxista hacía
muchísimos más esfuerzos de argumentación-
que bueno.... que es marxista. Te lo cuentan y no
lo crees. Hay que conocer mínimamente de algo para atreverse a hablar y poder discutir. Salvo que como en
casa de mi abuelo, dada la fuerza
subjetiva de las creencias, no se entienda por qué no te escuchan.
A título de información la
contribución de Adorno al marxismo es nula –un heterodoxo que cualquier
partido comunista del mundo hubiera rechazado-, todo es un poco menos
agresivamente simplista, pero para poder apreciarlo hay que estar mínimamente en el
mundo. Adorno destaca por sus estudios
sobre la música y sus ideas de arte contemporáneo, totalmente contrarias a las
ideas del Realismo socialista. Pero sobre todo y con Horkheimer por la crítica
de la Ilustración (Dialéctica de la
Ilustración). De Adorno es aquello de que después de Auswitch no es posible la poesía.
Es Habermas quien corrige el pensamiento de Adorno y
Horkheimer inculpatorio, dado su fracaso, de la Ilustración. Habermas que ha entrado en el Centro de
investigaciones sociales se encarga de
retomar el presunto fracaso de la Ilustración para reformular la vigencia del
proyecto ilustrado.
Horkheimer, el otro
pilar de la Teoría Crítica de la
Escuela de Frankfurt, se volvió tan conservador que no quiso dirigir la segunda tesis (la de su habilitación universitaria) de
Habermas, que entonces joven no pasaba de ser un tibio socialdemócrata, hasta
que se aburrió.